Síndrome del edificio enfermo (SEE) es el nombre que se da al conjunto de síntomas diversos que presentan, predominantemente, los individuos en estos edificios y que no van en general acompañados de ninguna lesión orgánica o signo físico, diagnosticándose, a menudo, por exclusión.
¿Qué es el Sindrome del Edificio Enfermo según la OMS?
Causas y efectos del Síndrome del Edificio Enfermo – ¿Cuáles son las enfermedades relacionadas? La OMS define el Síndrome del Edificio Enfermo como “el conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, la descompensación térmica, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico en suspensión que circulan por el edificio en el que vivimos o trabajamos”.
- Por lo tanto, no es el edificio el que está enfermo, sino las personas que lo ocupan.
- No engloba únicamente locales destinados a oficinas o viviendas, sino también colegios, guarderías o centros comerciales.
- A pesar de que este síndrome puede presentarse en edificios de construcción antigua, su proporción es mayor en edificios de nueva construcción o rehabilitados, pues según afirma la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo, hasta un 30 % de estas edificaciones están “enfermas”.
De manera general, los síntomas del SEE no suelen ser graves y son los siguientes:
Mucosas: irritación, escozor, enrojecimiento y lagrimeo o sequedadPiel: sequedad, picazónVías respiratorias: nariz taponada, estornudos, picor, hemorragias nasales, garganta seca, ronquera, carrasperaGenerales: sensación de fatiga, dificultad para concentrarse, irritabilidad, somnolencia, náuseas, mareos
Un claro indicador de que estamos ante el Síndrome del Edificio Enfermo es que la mayoría de estos síntomas desaparece o disminuye cuando las personas abandonan el edificio. Las patologías más graves pueden ser, entre otras, asma, rinitis crónica o neumonitis por hipersensibilidad (o inflamación de los pulmones producida por la inhalación de polvo, hongos o moho).
¿Qué es el síndrome del edificio enfermo y por qué está causado?
El síndrome del edificio enfermo Se conoce como síndrome del edificio enfermo a un conjunto de sintomatologías y enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en los espacios cerrados, pero que también se puede ver agravado por las condiciones de estrés propias del trabajo, el uso de materiales sintéticos o la electricidad estática.
- Curiosamente, con frecuencia es uno de los efectos de los llamados edificios ‘inteligentes» o muy tecnificados.
- Laura Mundemurra Benedetti, Técnica en Seguridad y Salud en el Trabajo.
- El Ecologista nº 56 Una oficina, despacho o espacio de trabajo moderno, provisto de aire acondicionado y calefacción, debería ser un sitio saludable para trabajar.
Pero algunos de estos edificios, en ocasiones premiados por sus modernas instalaciones, compactos, herméticamente cerrados, dotados de mobiliario propio del siglo XXI, generan innumerables quejas y síntomas en los trabajadores y trabajadoras que los habitan día tras día.
- Estos síntomas genéricamente se agrupan bajo el nombre de síndrome del edificio enfermo.
- A menudo ocurre que una vez que las personas se trasladan a un nuevo edificio comienzan las quejas de que el lugar les enferma.
- Este síndrome está afectando a miles de personas trabajadoras en el mundo, y hasta el momento no se ha podido averiguar la causa o al menos determinar con exactitud el origen de estos síntomas.
Pero de lo que sí podemos estar seguros es de que tiene una relación clara con la mala calidad del aire interior. También se conoce que no es un factor aislado del conjunto de la organización del trabajo y, por tanto, no es fruto de la casualidad. Los síntomas más frecuentes son relativamente suaves, como sensación de cansancio o letargo, dolores de cabeza, sequedad de ojos, presión en el pecho, ojos llorosos, nariz taponada, garganta seca, sequedad cutánea, náuseas y mareos.
- Síntomas que por falta de atención pueden derivar en enfermedades por hipersensibilidad, infecciosas o de origen químico y/o físico.
- Con frecuencia estos síntomas señalados sólo sobrevienen en el lugar de trabajo, y mejoran horas después de abandonarlo, pudiendo desaparecer totalmente en los periodos de vacaciones.
También varían según el tipo de edificio. Hay edificios que nacen enfermos y hay otros que enferman como consecuencia de proyectos de remodelación, reconstrucción o desidia de aquellos que, con responsabilidad de velar por el control y la protección de la salud pública de los ciudadanos, no ejercen la labor de control específica que les compete.
- La ventilación es clave Según las últimas investigaciones, las características de los sistemas de ventilación en los edificios son la causa de alguno de los síntomas que padecen las personas con el síndrome del edificio enfermo.
- En aquellos edificios en los que las ventanas se pueden abrir y que están naturalmente ventilados, donde la presión del viento exterior hace que el aire circule, es menor la incidencia de estos síntomas.
Por el contrario, aquellos con ventanas herméticas en los que el aire que se introduce al edificio lo hace a través de un dispositivo centralizado y que luego lo distribuye por conductos que desembocan en las distintas áreas, potencian un mayor grado de recirculación de aire.
Este aire, que en ocasiones circula sin renovarse una y otra vez, acumula microorganismos, se contamina con óxido depositado en las áreas de distribución, gases químicos, bacterias, humos, polvo, moho, hongos, insectos y escombros del interior de las paredes. Pero no todos los edificios con aire acondicionado tienen problemas.
El fracaso en estos ejemplos está motivado por un sistema que no ha sido adecuadamente instalado, por un modelo que fue alterado para adecuarse al diseño del edificio, por cambios producidos al ocuparlo donde a veces las entradas y salidas de aire se cubren con techos falsos, por la distribución de mayor cantidad de personas en sitios no adecuados, o por la ubicación del mobiliario en zonas donde no debería estar según la ergonomía de diseño.
¿Existen otras formas de contaminación interior? Las oficinas modernas están llenas de materiales sintéticos, plásticos, acero inoxidable, cerámicas, materiales textiles, productos de limpieza, pegamentos, disolventes, etc. La sensibilidad ante estas diversas sustancias químicas es hoy un problema para muchas personas, que reaccionan de forma diferente ante las concentraciones de los distintos componentes, dando en ocasiones como resultado que sus sistemas inmunológicos se vean alterados por la exposición a contaminantes de bajo nivel, generándoles múltiples trastornos.
Pero la sola presencia de estos contaminantes no explica los síntomas. El conjunto de factores presentes en el lugar de trabajo –como la carga de trabajo, la falta de control sobre el mismo, el ambiente térmico, las condiciones de iluminación, las condiciones acústicas, y la propia naturaleza del trabajo– también determinan cómo y cuándo enfermamos.
En marzo de 2007, la prensa se hizo eco de una nueva sintomatología acaecida en uno de los edificios de reciente construcción, el de Gas Natural en Barcelona. Los titulares mencionaban una dolencia conocida como lipoatrofia semicircular. La literatura médica la describe como una enfermedad cuya manifestación clínica consiste en la atrofia de una zona semicircular del tejido subcutáneo graso fino, situado sobre todo en el frente de los muslos.
Esta enfermedad fue relacionada con el estado de los edificios, por primera vez en Alemania en el año 1974, A partir de esta fecha son varios los países que han investigado sobre el tema y que han aportado datos relevantes para abordar la prevención y el control de las personas expuestas.
Desde la aparición de los primeros síntomas hasta la fecha de hoy, se han sumado otros casos como el de las torres de La Caixa, el edificio Agbar, el Servicio de Emergencias Médicas (SEM), todos ellos en Barcelona, aunque hay ejemplos en otras ciudades. Los especialistas afirman que la lipoatrofia semicircular se da cuando en los espacios de trabajo coinciden varios factores a la vez: presencia de electricidad estática, bajo nivel de humedad en el ambiente y muebles con elementos metálicos que conducen esa electricidad.
Recientemente, la Generalitat de Catalunya ha aprobado un protocolo de actuación ante los casos de lipoatrofia dirigido a empresas y mutuas, pero esta enfermedad no podrá ser reconocida como enfermedad profesional por no aparecer en la lista de enfermedades profesionales aprobada recientemente por el Real Decreto 1299/2006 de 10 de noviembre.
Tendrá por tanto el tratamiento de accidente de trabajo a los efectos del registro y abordaje de las medidas de prevención correspondientes. ¿Es posible recuperar un edificio? ¿Es posible diseñar un edificio que no genere este tipo de riesgos? Identificar los problemas y riesgos nos permite reconocer una inadecuada planificación como una de las causas del origen de este síndrome, las consecuencias de la mala concepción de las instalaciones o de un insuficiente estudio de la organización del trabajo y de las personas que forman parte del mismo.
Los riesgos y los daños ocasionados por estas condiciones de trabajo son conocidas y existe información e investigación basada en criterios científico-técnicos. La legislación europea en salud laboral y medio ambiente establece que los empresarios deberán garantizar la vigilancia específica de la salud, así como informar, formar, consultar y hacer participar a todas las personas que trabajan en sus empresas de las evaluaciones de riesgos.
- En definitiva, es necesario hacer que la salud prevalezca por encima de los otros intereses materiales o económicos de empresas y gobiernos.
- En el asunto de la prevención de riesgos laborales y del medio ambiente debemos creer en la práctica científica y no confundir lo imprevisible con la falta de previsión.
El bienestar de las ciudadanas y ciudadanos es un derecho inalienable, y es nuestra obligación hacer que las administraciones cumplan con su deber de control y de exigencia frente a este tipo de riesgos. Notas y referencias: INSHT – Documentos divulgativos: El síndrome del edificio enfermo.
- Metodología de evaluación.
- INSHT; NTP 289: Síndrome del Edificio Enfermo: Factores de riesgo.
- EFE: Barcelona 1/03/2007 “Gas Natural desaloja la nueva sede de la empresa Gas Natural por una rara enfermedad que afecta a los trabajadores”.
- Barcelona 4-7-2007.
- La Generalitat de Catalunya reconoce la lipoatrofia Semicircular como Accidente Laboral”.
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¿Qué significa edificio enfermo?
Características de un edificio enfermo – Un edificio enfermo es un espacio cerrado en el que alrededor del 20% o más de sus ocupantes sufren problemas de salud en los que las causas no son de fácil identificación por ser producidos por varios factores. La OMS establece dos tipos diferenciados de edificios enfermos:
- Edificio temporalmente enfermo, Se trata de un edificio nuevo o recién renovado en el que los síntomas van disminuyendo a medida que pasa el tiempo. Suelen desaparecer al cabo de medio año aproximadamente. Suelen ser debidos a las emisiones de VOCs generadas por los recubrimientos de paredes, suelos y materiales de la construcción.
- Edificio permanentemente enfermo, En este caso los síntomas se siguen mostrando durante años. Suelen estar asociados a deficiencias de las instalaciones fijas como por ejemplo iluminación, climatización y ventilación. También pueden estar relacionados con emisiones del propio material de construcción como es el caso del gas radón emitido por el granito.
¿Cómo evitar el sindrome del edificio enfermo?
Cómo prevenir el Síndrome del Edificio Enfermo – Al estimarse como diversas las causas que pueden provocar que un edificio se considere dentro de la categoría de “edificio enfermo”, serán varios los ámbitos en los que habrá que actuar para prevenir y mantener el inmueble en las condiciones adecuadas de habitabilidad y salubridad.
Utilizar los sistemas de climatización y ventilación eficientes y adecuados en cuanto a su diseño e instalación, realizando las labores de limpieza y mantenimiento, garantizando de esta forma una correcta renovación del aire. En cuanto al aporte mínimo de aire, el estándar ASHRAE 62-1989 propone para obtener una calidad del aire interior aceptable una serie de aportes mínimos de aire fresco, Estos valores pretenden mantener el CO2 y otros contaminantes dentro de un adecuado margen de seguridad en función de una variabilidad en el tipo de espacios interiores, presuponiendo en la mayoría de los casos que la contaminación producida es proporcional al número de personas que los ocupan. Así para una oficina se recomienda un aporte mínimo por persona de 10 L/seg (cerca de 35 m3 /h) y para una sala de fumadores este valor debe aumentarse hasta 30 L/seg por persona. Mantener una temperatura y humedad relativa adecuadas en el ambiente. Una temperatura entre 21 y 24ºC y una humedad relativa entre el 30 y el 50% serán valores razonables para el espacio interior. Utilizar una iluminación adecuada a las necesidades del edificio evitando en la medida de lo posible exceso de brillo y destellos causantes de estrés visual generador de irritación de ojos y dolores de cabeza. Además, el uso prolongado de pantallas de visualización requerirá una iluminación particularmente bien diseñada. Mantener el nivel de ruido ambiental por debajo del límite recomendado de 50 dB (según la NTP503 del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales) ya que valores superiores pueden ser origen de fatigas. Limpiar regularmente moquetas y otras superficies que puedan acumular sustancias contaminantes o que puedan retenerlos eléctricamente, sustituyendo aquellos materiales en el caso de que sea necesario por otros más neutros desde el punto de vista electrostático. Controlar el uso de productos químicos contaminantes para la limpieza e incluso el uso de impresoras Mantener durante las horas de trabajo una higiene postural que nos ayude a evitar posibles traumatismos o alteraciones provocadas por una mala postura.
Con estas medidas se conseguirá mantener unas condiciones aceptables de salubridad y confort térmico en cualquier edificio evitando así posibles enfermedades y molestias relacionadas con el síndrome del edificio enfermo.