Qué es la Iglesia – Se denomina Iglesia al conjunto de fieles unidos por la misma fe, y que celebran las mismas doctrinas religiosas, También, es el edificio que consagran a Dios y que le dedican culto, Es de resaltar, que el término Iglesia, en un principio se usaba para referirse a la asamblea de ciudadanos para tratar de asuntos políticos.
Por otro lado, el término Iglesia se aplica a las diversas dimensiones en que se fraccionó el cristianismo: iglesia católica, iglesia ortodoxa, iglesia anglicana, iglesia griega, iglesia maronita, entre otras. En cuanto a su constitución e institución, todas las iglesias tomaron forma social ya que no hay sociedad que no pueda subsistir sin autoridad, y en cuanto a su institución representa un sistema de preceptos dogmáticos, ritos y creencias.
Cristo, instituyo la iglesia como una verdadera sociedad, jerarquizada y monárquica, con carácter de estabilidad, destinada a congregar los fieles hasta el fin de los tiempos. Los teólogos desarrollan este argumento y decidieron que la Iglesia Católica o Iglesia Católica Romana es la única verdadera Iglesia de Cristo, porque conserva la unidad visible y el primado de autoridad que fue conferido a Pedro, jefe de los apóstoles, y a sus sucesores.
¿Cómo explica Pedro en este pasaje la realidad de la Iglesia?
De que modo explica Pedro en este pasaje (1 Pedro 2, 4-10) la realidad de la iglesia? San Pedro nos dice que nosotros somos cabeza de la iglesia. San Pedro nos dice que la iglesia es una casa de cemento.
¿Qué es lo más importante que se celebra en la Iglesia?
d) La Semana Santa – 8 La Semana Santa, que evoca la pasión, muerte y resurrección de Cristo, atrae a las iglesias donde hay un sacerdote a numerosos fieles animados por un verdadero fervor. Estas fiestas son, sobre todo, las del Domingo de Ramos, el Jueves Santo, el Sábado Santo y el Domingo de Pascua.
A veces, se llevan a cabo danzas indias durante estas fiestas (Ichon, 1969, p.279), pero en nuestro pequeño sector de estudio, éstas no incluyen representaciones públicas del drama de la Pasión, como la de los otomíes de Texcatepec, descrita por Galinier (1990, pp.255-269). Como quiera que sea, en ciudades como Huauchinango y, en menor grado, Xicotepec, la afluencia de numeroso público provoca una intensa actividad comercial.
De ahí la llegada de numerosos vendedores ambulantes, algunos de los cuales, venidos del estado de Guerrero, llevan jicaras laqueadas, que son importantes para los ritos indígenas.9 Como sabemos, la fecha del día de Pascua es variable, pues se determina cada año, en Roma, por medio de cálculos rituales bastante complejos.
¿Cuál es el fin principal de la iglesia?
La Iglesia como espacio sagrado de encuentro – Nos proponemos entregar algunas pistas para comprender mejor la realidad de la Iglesia como “sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1), es decir, como espacio sagrado de encuentro,
- En primer lugar aclaremos que cuando hablamos de espacio sagrado aludimos a aquella o aquellas realidades que refieren al fundamento trascendente de toda criatura que es además condición de posibilidad de toda existencia.
- Espacio sagrado es, en un sentido muy básico, aquel lugar o situación que permite al hombre experimentar su condición de criatura y de esencial dependencia, a partir de la experiencia todavía anterior de Aquello que es “absolutamente inaccesible”, pero del cual a la vez dependo radicalmente ( 1 ).
Y cuando hablamos de espacio de encuentro no nos referimos a un espacio mensurable y geométrico, sino al espacio originario “de lo que está a la mano” ( 2 ), de lo familiar. Es aquella “zona” en donde encuentro las cosas, en donde ellas se acercan y son “útiles” para mí.
Y en cuanto sagrada, esa zona se hace teofánica en tanto que signo de la divinidad, remite al fundamento y expresa lo trascendente. Decimos esto para focalizar el tema de la Iglesia, no principalmente en los aspectos espaciales externos (templo, lugares), sino en su constitución fundamental, como “acontecimiento institucional” de encuentro.1.
LA IGLESIA COMO ESPACIO SOCIAL DE LA FE Si recurrimos a algunos aspectos de la teoría de la acción comunicativa ( 3 ) podemos afirmar que la Iglesia es “el espacio social” de la fe. En efecto, toda acción en donde los hombres intentan entenderse entre sí, a pesar de todos sus límites y fallos, supone una estructura comunicativa que permita tal comunicación.
- Entraña un consenso mínimo que permita esa comunicación: objetivos comunes, expectativas compartidas, y el supuesto fundamental de que se desea y se es capaz de comunicarse.
- En ese sentido todo acto comunicativo supone una comunidad de comunicación “ideal” como condición de posibilidad trascendental para tal comunicación ( 4 ).
A la luz de eso, en un primer nivel de comprensión, podemos concebir a la Iglesia como ese espacio “ideal” que permite la fe y el encuentro con Dios. Ahora bien, este espacio social mediador supone algo común entre los sujetos comunicantes, un medio de coincidencia que no se identifique sin más con esos mismos sujetos, que a su vez son diversos entre sí.
- Supone entonces “un ‘medio’ social diverso de ellos, relativamente autónomo y capaz de conciliarlos entre sí” ( 5 ).
- Sin embargo, este medio social no se da con total independencia de los sujetos, sino que se realiza como su expresión objetivada, mediante el lenguaje.
- La comunidad es el resultado de la interacción de las personas, pero a la vez, es el espacio posibilitador de esa misma interacción y comunicación.
De ahí que se pueda afirmar que la comunidad es algo más que la suma de sus miembros. Podemos afirmar entonces que la Iglesia como comunidad de fe ha surgido de la acción del Espíritu y de la respuesta de fe de los hombres, pero a la vez, es el supuesto teológico de la fe, y por lo tanto, posee “una prioridad relativa ante los distintos creyentes” ( 6 ).
En efecto, así como la comunicación interhumana se realiza en referencia a una comunidad de comunicación universal, así también la comunidad de los creyentes se constituye en referencia al reino de Dios presente germinalmente en la Iglesia (cf. LG 5). Ahora bien, este espacio social de la fe es el mismo Pueblo de Dios, todos los bautizados, que realizan de una manera común los diversos modos existenciales de la fe común.
Es la forma institucional-sacramental de la Iglesia y las diversas formas sociales de vida que plasman el modo de vida creyente. Todo ello nace como expresión objetivada de la fe individual, pero a la vez es más que ella y es anterior a la fe de cada individuo: le es transmitida a cada generación desde el inicio, salvando con ello la identidad y la integridad de la fe y por lo tanto de la “res” a la que ella apunta: el Dios revelado por Cristo.
- Así pues, la Iglesia como espacio social de la fe es mucho más que la simple reunión de los creyentes.
- Como espacio “vital” de la fe, ella está dada constitutivamente en cada realización personal, en cuanto sacramento de la presencia y acción de Cristo y del Espíritu, y por lo tanto, “como fundamento de posibilidad de la fe personal y comunitaria” ( 7 ).
La Iglesia transmite a cada creyente la fe común y la articula en cada uno de ellos a modo personal y comunitario, en cuanto espacio de encuentro con el Dios revelado por Jesucristo. Eso significa que la Iglesia es sacramento, es decir, signo e instrumento de comunión con Dios y los hombres.
- Veamos ahora los fundamentos teológicos de estas afirmaciones.2.
- LA ENCARNACIÓN Y LA SACRAMENTALIDAD DE LA CREACIÓN Con la encarnación del Verbo, Dios ha entrado en la historia espacio-temporal de la humanidad de una manera escatológica, es decir, universal y definitiva.
- Esa fue la pretensión inaudita de Jesús (cf.
Lc 14, 26; 17, 20s; Jn 14, 6) y la convicción de la primitiva comunidad cristiana, desde sus mismos orígenes, al reconocer que “el Señor crucificado y resucitado, es de forma definitiva y absoluta la norma y la medida de la historia” ( 8 ). Jesús es entonces en palabras de Rahner, el Salvador absoluto,
Es decir, es “aquella personalidad histórica que, apareciendo en el espacio y el tiempo, significa el principio de la autocomunicación absoluta de Dios que llega a su fin, aquel principio que señala la autocomunicación para todos como algo que acontece irrevocablemente y como inaugurada de manera victoriosa” ( 9 ).
Sin embargo, “no puede ser simplemente Dios como el actor mismo que obra en el mundo; debe ser un trozo del cosmos, un momento de su historia y, además, en su punto cumbre” ( 10 ). Significa tanto la autocomunicación misma, como su aceptación. Por eso el dogma cristológico afirma que “Jesús es verdaderamente hombre, verdaderamente un trozo de tierra un momento en la historia natural humana, pues ‘nació de una mujer’ (Gál 4, 4)” ( 11),
- Es el absolutum que ha devenido concretissimum,
- Ahora bien, si la Palabra del Padre se ha revelado de manera definitiva y universal cuando ha devenido un concretissimum situado histórica y temporalmente, entonces lo histórico, temporal y concreto lo finito, ha llegado a ser lugar y medio de salvación,
Esto nos invita a reconocer que la realidad creada, y los hombres en particular, pueden ser, en cuanto signos y también como instrumentos, mediación de Dios, sacramento de su presencia. La humanidad ha quedado “sacralizada” con la encarnación. Dios se compromete verdaderamente con nuestra finitud, la asume como suya, la salva y la hace definitivamente espacio de salvación,
- Esto se puede ver de modo especial en las palabras de Mt 25, 40: “Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”.
- Jesús mismo reconoce a cada una de las acciones corpóreas materiales, gracias al amor que ellas reflejan, un peso infinito, ya que el mismo Verbo encarnado se encuentra presente de algún modo en cada ser humano ( 12 ).
La humanidad entera es sacramento de Dios y “espacio” de encuentro con él ya que ha sido creada y redimida por el Verbo que asumió carne. En efecto, “el Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre y el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, de un modo conocido solo por Dios, se asocien a este misterio pascual” (GS 22).
Sin embargo, “Dios que cuida paternalmente de todos, ha querido que todos los hombres formen una única familia haciendo de uno todo el linaje humano” (GS 24). Por eso mismo “quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un pueblo” (LG 9).
Asimismo la promesa del reino definitivo es participación en el banquete de bodas del Cordero, en donde todos seremos “uno en Cristo” (Gál 3, 28). De modo que no solo cada “individuo”, sino la humanidad como tal, es decir, en cuanto familia de Dios y comunión, ha quedado constituida en cierto modo, en sacramento del encuentro y espacio de salvación.
- Es la “Iglesia universal” a la cual pertenecen “todos los justos, desde Adán, desde el justo Abel hasta el último elegido” (LG 2).3.
- LA IGLESIA EN CUANTO AL SACRAMENTO DE SALVACIÓN Y CUERPO DE CRISTO Ahora bien, este elemento concreto y espacial que es esencial a la revelación cristiana implica de por sí el recurso a la Iglesia, “espacio social” de encuentro con Dios y salvación “a la mano”.
Efectivamente, la universalidad y definitividad de la salvación traída por la figura histórica y espacialmente delimitada de Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado, como mediador visible y sensible entre Dios y los hombres, implica que esa misma salvación y ese mismo mediador deben continuar presentes y actuantes en la historia humana presente y futura, también de un modo visible y sensible espacial y temporalmente delimitado hasta el fin de los tiempos.
Así pues, a partir de la encarnación del Verbo, la salvación ha quedado marcada por este principio encarnatorio, de tal manera que siempre la salvación de Dios llega a través de mediaciones categoriales que explicitan la entrega trascendental de todo hombre a Dios. La Iglesia está entonces constituida como presencia permanente de Cristo, para mediar en la entrega de todos los hombres a Dios, a través de Cristo.
Justamente, “la Iglesia es el acontecimiento de la actualización de Jesucristo y de su salvación definitiva para los hombres” ( 13 ). Esto “significa que la salvación ofrecida por Dios en Jesucristo y en el Espíritu Santo se nos da como tal en el signo finito y pecador de la Iglesia” ( 14 ).
Todo lo que Dios realizó en Jesucristo para nosotros, se hace presente y actual hoy por la fuerza del Espíritu Santo en los actos centrales de la vida de la Iglesia. Cristo no se ha retirado del mundo después de su ascensión a los cielos, sino que sigue presente, a través de su Espíritu, en la Iglesia.
Es en la misma creación en donde nos encontramos con el único Absoluto. Y todo esto a pesar de que los actos centrales de la vida de la Iglesia que hacen presente a Cristo están también siempre marcados en un sentido ahora negativo por la finitud humana, de modo que la salvación no se identifica sin más con esos actos.
- Pero ellos son ciertamente aptos para actualizar la plenitud del amor salvador de Dios en Jesucristo, aunque de modo imperfecto, por su figura finita, humana y pecadora.
- La Iglesia hace presente la salvación de Jesucristo totum, sed non totaliter,
- Y en ese sentido, la Iglesia es también revelación de Dios en su trascendencia: La Iglesia es Iglesia y no Dios, es medio y no fin.
Todo esto es lo que el Concilio Vaticano II ha querido afirmar cuando ha declarado que Cristo constituyó a su Iglesia como sacramento universal de salva ción (cf. LG 1; 48; 59). En efecto, en el núcleo de la relación del hombre con Dios está el elemento histórico y social, de modo que esa relación tiene un elemento perceptible, histórico y concreto espacial en el cual y a través del cual se realiza la definitiva autocomunicación de Dios al hombre en Cristo, y la respuesta del hombre a Dios.
- Por lo tanto, hay que decir que la Iglesia pertenece a la historia de la salvación, no solo como una organización religiosa útil cualquiera, “sino como la concreción y mediación categoriales de la salvación gratuita” ( 15 ) realizada definitivamente en Cristo y el Espíritu Santo.
- Y eso es lo que entendemos por Iglesia en el sentido más profundo: la comunidad que “parte de Cristo y llega a mí con la exigencia y pretensión de ser la representación de Cristo en la historia perdurante de la salvación, que está acuñada por Cristo” ( 16 ).
De modo que hay que afirmar que Jesús propiamente no acabó con los “espacios sagrados”, llámense estos templo, lugares de culto, ritos, formas sociales, modos de vida, etc. Jesús solo los transformó y les dio renovada consistencia al dotarlos de una realidad ontológica nueva a partir de su propia corporalidad,
Su encarnación constituye el núcleo de todo espacio sagrado, y todo espacio es sagrado en cuanto participa de la encarnación de Cristo. Esto ya lo vislumbró San Pablo al comprender la Iglesia como Cuerpo de Cristo y dotar así a la comunidad creyente de un concepto de esencial importancia para la auténtica comprensión de la realidad de la Iglesia.
El concepto de Cuerpo de Cristo ( 17 ) se puede considerar uno de los más maduros resultados de la reflexión neotestamentaria acerca de la Iglesia ( 18 ). Es el concepto paulino equivalente al de la vid y los sarmientos de Juan (Jn 15, 1-8); al edificio espiritual que se construye sobre la piedra angular que es Cristo y donde el sacerdocio santo ofrece su sacrificio a través del único sacrificio de Cristo (1 Pe 2, 4s; Heb 13, 15); a la esposa del Cordero (Ap 12, 2.9; 22, 17).
Esta noción representa, en el Nuevo Testamento, el elemento unificante del Pueblo con Dios. La Iglesia es el Pueblo de Dios pero reconstruido ahora en Cristo y mantenido siempre en su relación a Cristo: “Todos somos uno en Cristo” (Gál 3, 28). La Iglesia puede ser llamada aquí una personalidad corporativa a la cual cada bautizado pertenece, pero que como totalidad es más que la suma de sus miembros: es realmente el Cuerpo de Cristo.
Cada bautizado es incorporado en el único Cuerpo de Cristo por el único Espíritu cuya misión es “cristificar” (1 Cor 12, 12-27; 1 Cor 6, 15-17). A la luz de 1 Cor 10, 16-17 y 1 Cor 11, 27-29 en donde Pablo vincula la Iglesia, como Cuerpo de Cristo, a la eucaristía, cuerpo de Cristo, se puede afirmar que la Iglesia dice relación primeramente a Cristo, y no es simplemente consecuencia de nuestra inserción a él, sino que ella es anterior a nuestra entrada en Cristo.
La Iglesia, como Cuerpo de Cristo, nace de la entrega de Cristo por nosotros que ha quedado plasmada en su banquete eucarístico, al cual nosotros nos asociamos. Lo que ocurrió a través del bautismo se acrecienta con una nueva fuerza a través de la eucaristía: insertarse en y ser Cuerpo de Cristo. En síntesis, aquí se presenta la relación entre la Iglesia y Cristo como una profunda unión a través del Espíritu, a la cual se entra por el bautismo y se acrecienta con la eucaristía, que da a los miembros una igualmente profunda unión entre sí y que los obliga a hacer esa unión visible al mundo.
La Iglesia es entonces acontecimiento salvífico permanente, es decir, espacio de salvación. La reflexión posterior de Col-Ef, suponiendo lo anterior, mostró una nueva faceta de este Cuerpo de Cristo. Toma ahora a la Iglesia-Cuerpo como un todo, frente al cual está su cabeza que es Cristo (Col 1, 18; Ef 1, 22-23; 4, 15).
Cuerpo, entendido como la propia persona, pero en su capacidad de relación con los otros, muestra a la Iglesia-Cuerpo de Cristo como la presencia de ese mismo Cristo en su relación con nosotros. El cuerpo es lo que le permite al hombre relacionarse con su prójimo y con Dios. Así en la Iglesia, Cuerpo de Cristo, el propio Cristo está presente “para” nosotros.
La Iglesia es Cristo en medio nuestro y por lo tanto ella es lugar de salvación, medio de encuentro con Dios, espacio sagrado que liga con el fundamento. Y Cristo, como cabeza, conduce y da vida a su propio cuerpo para que sea lo que debe ser. Cristo es su fundamento imperecedero, su “principio” (Col 1, 18).
- Cabeza representa para la Iglesia a Cristo en cuanto regala sus dones y llena a la Iglesia de su plenitud (Ef 1, 23) y así todos sus miembros, a través de Cristo y en Cristo, son llenados con toda bendición y gracia.
- Pero además que la cabeza gobierne al cuerpo significa en realidad un servicio y una perenne preocupación de Cristo por su Iglesia como por su esposa (Ef 5, 22-23).
La Iglesia como Esposa pasa a través del bautismo y deviene pura y radiante por el poder de la muerte de Cristo. Esto implica también un aspecto de reciprocidad y de estar frente a, de parte de la Iglesia. Además, el cuerpo puede alcanzar el cielo por su cabeza y así todos sus miembros son hechos hombres perfectos.
- En Cristo el cuerpo alcanza el cielo (Ef 1, 20-22).
- De modo que la Iglesia es espacio de salvación en cuanto es acontecimiento de salvación y realización del encuentro con lo sagrado.4.
- LA IGLESIA COMO TEMPLO DEL ESPÍRITU( 19 ) Hemos afirmado que la Iglesia llega a ser Cuerpo de Cristo por obra del Espíritu Santo (1 Cor 12, 13).
Y de hecho, la comunidad primitiva, desde el inicio, tuvo una muy clara conciencia de haber recibido ese “poder de lo alto” (Lc 24, 49; Hech 1, 8) como primer fruto y prenda de la salvación, que la establecía como una realidad sobrenatural (Rom 8, 23; 2 Cor 1, 22; Ef 1, 13s).
- Para la Iglesia apostólica la presencia del Espíritu Santo era una realidad de hecho y que constituía un dato de la máxima importancia, expresado en la gran cantidad de carismas existentes (1 Cor 12-14; 1 Cor 1, 7; Gal 3, 2-5; Rom 12, 6-8).
- En ese mismo sentido se entiende también la “preocupación” del Espíritu por la suerte de las iglesias en el relato de los Hechos: el Espíritu es el que llama, conduce, ordena y mantiene la acción de la Iglesia: Hech 5, 3.9; 9, 31; 15, 28; 20, 28.
La realidad de la Iglesia no puede ser entendida sin ese fundamento y donación desde lo alto por la acción escatológica de Dios (cf. Ez 36, 27; 1 Cor 3, 16s). Sin embargo, es Jesús el que “exaltado por la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado” a nosotros.
Pentecostés es entonces la prueba de la llegada de los tiempos escatológicos (Hech 2; Jl 3, 1-5) y de la nueva alianza (2 Cor 3, 6-18). Es decir, solo es posible hablar del pueblo escatológico de Dios si y cuando el Espíritu de Dios ha sido derramado libremente como poder de nueva vida. Por eso el bautismo conferido después de Pentecostés fue entendido siempre como la donación del Espíritu y sus dones escatológicos como frutos de la redención de Cristo.
Pero lo importante para nosotros es que el Resucitado envió su Espíritu para construir con él su Iglesia. Ef 2, 20ss muestra con fuerza que “ser morada de Dios en el Espíritu” no significa simplemente que el Espíritu viene solo como complemento posterior después de la fundación de la Iglesia por Jesús.
Es mucho más profundo: la comunidad de los discípulos de Jesús solo llega a ser Iglesia a través del Espíritu. De allí el paralelo entre “en el Señor” y “en el Espíritu” del texto de Ef 2, 21-22. La redención de Cristo solo llega a ser efectiva y fructífera a través del Espíritu. El Espíritu Santo hace la Iglesia, es la base fundamental de la auténtica vida de la Iglesia y le da a ella su auténtica naturaleza espiritual.
Esto porque solo se puede reconocer a Jesús como “el Señor”, si se es movido por el Espíritu Santo (1 Cor 12, 3). Todo acto de fe se realiza “en” el Espíritu Santo. La Iglesia surge cuando el Espíritu posibilita la fe tanto personal como comunitaria. Esto quiere decir entonces que “la Iglesia constituye siempre el espacio vital que posibilita concretamente esa fe, el espacio donde los individuos recibieron la fe mediante el anuncio y el bautismo y la desarrollan mediante la participación en todas las realizaciones básicas de la Iglesia” ( 20 ).
Lo anterior es extremadamente importante ya que muestra que la Iglesia es mucho más que la comunidad de los creyentes. Nace de la fuerza del Espíritu que hace nacer de nuevo a todos y los injerta en Cristo muerto y resucitado. A través del Espíritu de Cristo, la sociedad de los creyentes llega a ser Iglesia de Dios.
Es la misma idea que aparece en 1 Pe 2, 4ss en donde se habla de ser ofrendas espirituales en la casa espiritual: se refiere a que somos templo del Espíritu que se construye por el poder del Espíritu. Todo se hace en el Espíritu Santo. En síntesis, la Iglesia de Jesucristo es comprensible solo como el resultado de la acción salvífica de Cristo a través de su muerte y resurrección y como continuación de su actividad en el Espíritu Santo.
La Iglesia tuvo su “origen del Espíritu” en la muerte y resurrección de Cristo. Allí Jesús “entregó su Espíritu” (Jn 19, 30). Pero esa relación con Cristo de parte de la Iglesia, su dependencia de él, la vida derivada de él, no puede ser comprendida en su totalidad: es el profundo misterio de la Iglesia.
Pero esta Iglesia-misterio, que es espacio posibilitador de la fe y la salvación, encuentra sus raíces más profundas en el misterio trinitario de Dios. Allí el Espíritu Santo es ese “espacio” de amor común entre el Padre y el Hijo, ese suelo nutricio, posibilitador de la entrega mutua entre el Padre y el Hijo y en donde ella misma ocurre ( 21 ).
- Pero a la vez, el Espíritu Santo procede de esa misma entrega mutua como su resultado.
- En el Espíritu Santo la entrega del Padre y del Hijo adquiere un carácter personal, como un “nosotros”, que a pesar de la dependencia del Padre y del Hijo, es relativamente autónomo, en cuanto persona divina y “unidad resultante de su entrega recíproca” ( 22 ).
Por eso la realidad más profunda del Espíritu es ser el “Don” que posibilita la revelación. Porque en sí es amor de Dios y don de Dios es que puede revelarnos a Dios tal como es, es decir, como amor y entrega gratuita. Es el don de Dios, pero también el donante de este don que realiza de un modo personal lo que Dios es en su esencia ( 23 ).
- En sentido esencial, el amor es la esencia de Dios y es propio de todas las personas divinas; en sentido personal, el amor compete al Espíritu Santo de modo especial.
- Él es en persona el amor recíproco del Padre y del Hijo” ( 24 ).
- Procede del Padre quodammodo datus, y refleja así que desde toda eternidad Dios es “donable”, de modo que la condición de don y amor no solo se realiza al hacerse don en la historia, sino que es realidad ya desde toda eternidad, cuya manifestación histórica es solo fruto y reflejo de la realidad divina eterna.
Es por eso que toda revelación es fruto del Espíritu Santo, porque es fruto del amor de Dios. Pero además, por eso el Espíritu refiere siempre al Hijo y por él al Padre, porque es el fruto de la entrega mutua de ellos. El Espíritu Santo es “Dios como efusión de amor y gracia” ( 25 ).
De modo que la Iglesia como templo del Espíritu es también, de un modo sacramental y derivado, ese espacio de amor común del Padre y del Hijo, que posibilita nuestra inserción en ese misterio de amor trinitario. La Iglesia es el pueblo unido “por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (LG 4).
Con todo, la Iglesia, si bien puede confiar en la perpetua e infalible presencia del Espíritu Santo en su seno, no puede considerar esa presencia como una posesión automática y no sometida a la propia fidelidad. Por eso, ella no cesa de implorar su venida, lo recibe cada vez como un don gratuito, sabe que lo posee en prenda (2 Cor 1, 22) y espera su plenitud escatológica.5.
- UN ESPACIO SAGRADO QUE ES “PUEBLO” Este Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo es en realidad también Pueblo.
- La Constitución Dogmática sobre la Iglesia, luego de haber desarrollado el origen trinitario de la Iglesia (LG 1-8), desarrolla su carácter histórico al definirla como Pueblo de Dios (LG 9-17).
En efecto, esta categoría indica con fuerza el carácter peregrinante e histórico de la Iglesia ( 26 ). El designio salvífico realizado en Cristo y actualizado permanentemente por acción del Espíritu Santo, se hace presente en una comunidad de personas concretas que camina por la historia “en medio de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios” (San Agustín, LG 8), hasta que llegue a la luz sin ocaso (LG 9).
- El misterio de Dios tiene entonces su concreción en la historia.
- Esto quiere decir que este Cuerpo de Cristo, espacio posibilitador de la fe por la acción del Espíritu, toma una condición concreta, de acuerdo a la situación del hombre que es “corporalidad histórica y comunitaria”.
- Además, Pueblo de Dios es una magnitud abierta y dinámica que permite un más y un menos en la pertenencia a ese pueblo y así al misterio de Cristo y del Espíritu.
Es un pueblo prefigurado en el origen del mundo, al ser creado el hombre como familia humana, preparado en la antigua alianza, constituido en Cristo, manifestado por la efusión del Espíritu Santo y que llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos, cuando todos los justos, desde Adán hasta el último elegido, se reunirán con el Padre en la Iglesia universal (LG 2).
- Pueblo de Dios destaca igualmente el carácter comunitario de la salvación ya que Dios “quiso santificar y salvar a los hombres no individualmente y aislados, sin conexión entre sí, sino hacer de ellos un Pueblo para que lo conociera de verdad y le sirviera con una vida santa” (LG 9).
- Esto muestra el carácter comunitario de la creación y de la salvación, en otras palabras, del reino que con razón es figurado como un banquete de bodas (cf.
Mt 22, 1-14). Toda salvación y toda gracia son comunitarias. De allí que, como comunión, como pueblo de hermanos, como reino de Dios en germen, la Iglesia es participación en Cristo y el Espíritu (cf.1 Jn 1, 1-3). Sin embargo, este pueblo es además sacramento de comunión, es decir, “signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1).
- Es prenda de la comunión definitiva, es realización germinal de la comunión escatológica, es adelanto de la situación final, con todas las limitaciones de su condición todavía histórica, pero con todas las gracias de su condición escatológica (LG 48).
- Entonces como sacramento, en su realización histórica, es realidad de comunión y además instrumento de comunión, a la par que signo.
Es decir, es “espacio de salvación” en su situación concreta de ser lugar de encuentro, de ser signo visible, de poseer la condición de instrumento de la gracia, y todo esto en su condición de pueblo compuesto por hombres y mujeres de toda raza y condición.
De lo anterior podemos decir que la Iglesia, en su condición de sacramento de salvación, precisamente por ser verdaderamente pueblo es que restituye el valor salvífico a todas sus formas estructurales de existir. Si la Iglesia, como Cuerpo de Cristo y templo del Espíritu Santo, en su realidad teándrica se constituye en sacramento; pero este sacramento se despliega de manera histórica en un pueblo; entonces ese mismo pueblo, en su situación concreta de realidad formada por personas unidas socialmente por medio de formas y actividades institucionales, es el que es signo e instrumento de comunión.
Pero esas estructuras institucionales no son una deformación de su realidad divina, sino un vehículo sometido siempre a discernimiento, pero indispensable de la acción del Espíritu ( 27 ). Esta forma institucional (Predicación o enseñanza, liturgia, ordenamiento jerárquico, servicio a los pobres, ordenamiento comunitario) es la que identifica el mensaje originario con el actual, la que integra en la unidad tanto diacrónica como sincrónica las diferentes iglesias a lo largo de la historia, y la que mantiene la identidad de la Iglesia como verdadero acontecimiento de salvación en Cristo y el Espíritu.
De modo que es la realidad sacramental del Pueblo de Dios, que a su vez nace de la corporalidad asumida por el Verbo en su encarnación, la que ha renovado el valor a los distintos “espacios sagrados” de la cristiandad. Es cierto que Jesús “desacralizó” e incluso abolió muchos “espacios sagrados” del judaísmo: el templo, el sábado, algunos elementos de la ley (Mt 5, 33-37; 12, 1-8) ( 28 ).
Efectivamente, su vida fue interpretada como decisiva, de tal manera que caducó todo sacrificio y el sacerdocio levítico ( 29 ). Cristo es ahora el único sacerdote y la única ofrenda válida que ha sido ofrecida de una vez para siempre y con valor permanente, porque permanece en su sacerdocio a la derecha del Padre, intercediendo por nosotros (Heb 7-9).
- En otras palabras, el cristiano no conoce otro sacerdote y otro sacrificio que no sea el de Cristo.
- Entonces conoce un sacerdocio y conoce un sacrificio, pero uno único y definitivo con carácter existencial y escatológico.
- De allí la reticencia de la Iglesia primitiva a llamar sacerdotes a sus ministros y la inexistencia de “templos” propiamente tales.
La novedad de Jesús es tal que las instituciones antiguas no sirven ya más. Sin embargo, muy pronto volvieron las “formas” antiguas, que por lo demás son sumamente universales en cuanto realidades antropológicas. Es que Jesús no vino a abolir sino a cumplir (Mt 5, 17).
- Además, él mismo es verdadero sacerdote y sacrificio.
- Pero el punto es que todas esas formas recuperan su consistencia y renacen como “sagradas” solo en cuanto se vinculan con Cristo y son expresión de la sacramentalidad de la Iglesia.
- En cuanto son signos e instrumentos de comunión con Cristo y los hermanos.
Porque Cristo es el único templo del Espíritu es que la Iglesia es templo y es posible recurrir a los templos como signos de la realidad íntima de la Iglesia y de Cristo. En efecto, el verdadero templo es la comunidad formada por piedras vivas cuya piedra angular es el mismo Cristo (2 Pe 2, 4-10).
Porque Cristo es el único sacerdote es que el pueblo de Dios es un pueblo sacerdotal, en donde todos los cristianos injertados en Cristo son también sacerdotes. Y dentro de ellos un grupo puede desempeñar de una manera representativa y vinculante, este único sacerdocio de Cristo para servicio del sacerdocio de todo el pueblo.
Porque Cristo es el único sacrificio es que la Iglesia puede ofrecerlo constantemente en cuanto posee su propia presencia en la eucaristía y en los demás sacramentos que “sacralizan” los espacios de la vida al vincularlos a la pascua de Cristo. Porque Cristo es la Palabra del Padre es que su palabra y obras grabadas en la Sagrada Escritura “en cuanto escrita por inspiración del Espíritu Santo” (DV 9), son Palabra de Dios que permite el encuentro con el Hijo, son espacio de encuentro.
Porque Cristo a través del Espíritu está presente en la comunidad reunida en su nombre (Mt 18, 20) es que ella es espacio de encuentro con el mismo Señor resucitado. Y porque Cristo se identifica con el más pequeño de los hombres, particularmente con el pobre y sufriente, es que cada hombre es también “sacramento de Dios” y espacio de encuentro con Dios.
En pocas palabras, es la realidad cristológica de la creación, y particularmente de la Iglesia, que se constituye en cuanto tal por acción del Espíritu, la que hace del mundo y de la Iglesia un espacio sagrado de encuentro por ser concreción del acontecimiento pascual.
En todo lugar y ocasión en que algo sea “eclesial”, es por eso mismo Cuerpo de Cristo, templo del Espíritu y acontecimiento escatológico, y por eso mismo, lugar de encuentro, espacio sagrado y acontecimiento fundante.6. ESPACIO ESCATOLÓGICO Si hemos dicho que la Iglesia es espacio sagrado de encuentro, lo es de una manera especialmente honda por su índole escatológica.
Efectivamente, “la restauración prometida que esperamos ya comenzó en Cristo, progresa con el envío del Espíritu Santo y por él continúa en la Iglesia El final de la historia ha llegado ya a nosotros (cf.1 Cor 10, 11) y la renovación del mundo está ya decidida de manera irrevocable e incluso de alguna manera real ya por anticipado en este mundo.
La Iglesia, en efecto, ya en la tierra, se caracteriza por una verdadera santidad, aunque todavía imperfecta. Mientras no haya nuevos cielos y nueva tierra en los que habite la justicia (cf.2 Pe 3, 13), la Iglesia peregrina lleva en sus sacramentos e instituciones, que pertenecen a este tiempo, la imagen de este mundo que pasa.
Ella misma vive entre las criaturas que gimen en dolores de parto hasta ahora y que esperan la manifestación de los hijos de Dios (cf. Rom 8, 19-22)” (LG 48). El reino anunciado por Jesús, como irrupción de Dios en la historia, ha acontecido de una manera definitiva en la resurrección de Cristo y en la donación escatológica del Espíritu Santo a todos los creyentes en Pentecostés (Hech 2; JL 3, 1-5) ( 30 ).
Y la comunidad que ha acogido este don es la ekklesía de Dios y de Cristo (1 Tes 2, 14; Hech 20, 28; 1 Cor 1, 2; 10, 32; Gál 1, 22), comunidad en posesión de los bienes escatológicos el Espíritu Santo y la inserción en Cristo, a cuyos miembros se les denomina por eso “los santos” (Rom 15, 25) y “los llamados” (1 Cor 1, 2).
Es la comunidad del tiempo final, depositaria de las promesas del reino, ya que ha recibido el Espíritu del Resucitado que dona la vida escatológica a quien lo recibe (Hech 2, 32s). Por este Espíritu la Iglesia transmite infaliblemente los bienes del reino, a través de la Palabra y los signos sacramentales, ya que a través de ellos se hace presente el mismo Cristo resucitado con su fuerza transformante y escatológica.
Ahora bien, entre las presencias de Cristo, destaca con mucho su presencia eucarística ya que es la realización germinal de la comunión escatológica definitiva (Mc 14, 25) y es el llamado a abrir esa comunión transformadora a toda la humanidad (cf. Ef 4, 12-18). La eucaristía es esencialmente escatológica ya que anticipa el banquete eterno (Mc 14, 25), es además el ámbito donde fluye la esperanza (1 Cor 11, 26), ya que al comer un solo pan, “aun siendo muchos, un solo cuerpo somos, pues todos participamos del mismo pan” (1 Cor 10, 17), el cuerpo de Cristo resucitado.
E igualmente anticipa el futuro con la transformación del presente: “Todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como en un espejo la gloria del Señor, nos vamos transformando en esa misma imagen cada vez más gloriosos: así es como actúa el Señor que es Espíritu” (2 Cor 3, 18; cf.1 Cor 15, 51s) ( 31 ).
Y nuevamente es el Espíritu el que realiza esta presencia eucarística de Cristo. Efectivamente, en el misterio de la salvación el Espíritu es el que realiza “la universalización de la obra de Cristo, su actualización y su personalización o interiorización” ( 32 ). La ascensión no nos separa de Cristo, sino que precisamente por ella nos adviene una cercanía y una presencia, por obra del Espíritu Santo, todavía más fuerte que antes, ya que se transforma en un encuentro personal por la interiorización de esa presencia.
Es “una presencia esencialmente comunicativa, de intercomunicación vital, por la que él nos asume incorporándonos a su propia vida y nosotros vivimos por él y en él” ( 33 ). Es una presencia de comunión vital y no simplemente externa. De ahí que se pueda afirmar que el Espíritu es el que hace de la Iglesia, a través de la eucaristía, “una mística persona” (H.
- Mühlen) ( 34 ) en donde se da la presencia del Señor a su Iglesia, pero también de esta a aquel.
- El Espíritu es el vínculo de amor englobante que permite la comunión de los hombres en Cristo resucitado (2 Cor 13, 13; Flp 2, 1).
- Por eso el objetivo final de la eucaristía es la Iglesia en cuanto recepción del don de Cristo y la donación de la Iglesia a Cristo en el Espíritu Santo.
Y eso es anticipo del futuro, es “espacio” escatológico, es decir, espacio de encuentro definitivo y universal, porque al decir del mundo oriental la Iglesia es una réplica terrena de la Iglesia celestial y la liturgia una especie de reflejo místico de la liturgia de los ángeles ( 35 ).
Esta Iglesia muestra también su ser espacio escatológico en su orientación a la transformación final ( 36 ). Esta orientación se ve, por una parte, en el ámbito antropológico: Todo bautizado participa en la vida de Cristo resucitado, lo cual es una participación en la misma vida de Dios, en la vida gloriosa del Resucitado (Rom 6, 3-11).
Esto hace al bautizado estar en constante tensión hacia la plenitud de esa vida. Podemos decir que todos llevamos un tesoro en vasos de barro (2 Cor 4, 7). Y también se ve en el ámbito eclesiológico: Al incorporarnos a la Iglesia, Cuerpo de Cristo y templo del Espíritu, participamos de la vida divina, es decir, de la vida “común” de todo el Cuerpo de Cristo, y así de su plenitud escatológica que ya se cumple en los santos.
- Entramos en el espacio escatológico y compartimos ese lugar de encuentro.
- Además nos transformamos en “sacramento” del cumplimiento de esa aspiración de toda la humanidad.
- Cada hombre y toda la Iglesia están en el “espacio” del Resucitado, es decir, Dios les ha salido al encuentro en Cristo y se les ha donado, ha entrado en relación definitiva y salvífica con la humanidad.7.
CONCLUSIÓN Al concluir este recorrido podemos afirmar que si entendemos por espacio no lo que nos separa, sino precisamente lo que permite la vinculación, la relación interpersonal, entonces la Iglesia es ciertamente “espacio sagrado”, en cuanto nos permite la vinculación con Dios y nos religa con el Fundamento.
- Sin embargo, la Iglesia, en cuanto finita y débil, en su mismo ser vinculante manifiesta que Dios está siempre más allá de ella: Dios es Dios y no es mundo.
- En cierto sentido Dios está presente también “por ausencia”.
- Por otra parte, si el espacio es lo que permite la gratuidad del don, ya que está dado y permite la relación, entonces la Iglesia, por la acción del Espíritu devenida presencia de Cristo, gracia de Dios, es espacio de encuentro de Dios con los hombres, a la manera humana, sacramental.
La Iglesia, en cuanto no es una simple “cosa” en torno a mí, sino una “persona de personas” que me es dada y que es más que cada una de ellas y que yo mismo, es entonces un don gratuito, una presencia del Dios trascendente a través de coordenadas sacramentales.
Y es aquí en donde entran todos los elementos antropológicos necesarios: el templo, signo visible de la comunidad, las acciones sagradas representativas del Mediador y la Palabra interpeladora expresada mediante palabra humana. De este modo, la Iglesia es espacio sagrado en cuanto encuentro con el Fundamento de la propia existencia, pero en donde lo importante no es el “espacio” mismo, sino el Don allí recibido: Cristo.
La Iglesia importa en cuanto medio que permite la donación de Dios y la fe obediente del hombre. Así la Iglesia no es fin. El único fin es Cristo y su reino. Pero el espacio de encuentro se hace necesario e indispensable (LG 14). En efecto, si fuera de la Iglesia no hay salvación es porque en realidad fuera de Cristo no hay salvación: “Porque hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se entregó a sí mismo como rescate por todos” (1 Tim 2, 5-6).
- El tema del espacio en el fondo es cristológico y pneumatológico.
- RESUMEN Este artículo, a la luz de LG 1, reflexiona sobre la Iglesia como espacio sagrado, es decir, como “lugar de encuentro” de los hombres con Dios y de los hombres entre sí.
- Espacio es precisamente lo que nos permite el encuentro, y la encarnación del Verbo es la entrada de Dios de manera definitiva y absoluta en el espacio humano.
La Iglesia, como Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu es la presencia sacramental del Verbo en medio de la humanidad, y como tal, es lugar de encuentro con el mismo Verbo. Pero además, la Iglesia es Pueblo, es decir, esa presencia sacramental se realiza en personas y en una institucionalidad bien concreta que se transforma en instrumento de la gracia.
De allí entonces que a partir de la resurrección de Cristo y de Pentecostés, el mismo Resucitado ha validado las formas institucionales concretas al hacerlas presencia y acciones de sí mismo y como tal, espacio de encuentro consigo mismo, de tal manera que la institucionalidad remita siempre más allá de sí misma, al Dios Trino.
ABSTRACT This article, in the light of the LG1, reflects on the church as sacred space, that is a ‘meeting place’ between God and men, and of men with each other. The space is precisely what allows us to meet, and the Incarnation of the Verb is the definite and absolute coming of God into the human space.
- The Church, as the Body of Christ and Temple of the Holy Spirit, is the sacramental presence of the Verb amid humanity, and as such, the meeting place with Verb Himself.
- But the Church is also a people, so this sacramental presence is carried out by persons and in a concrete institutionality, which turns into an instrument of grace.
Hence as from the Resurrection of Christ and Pentecost, the same Christ has validated the concrete institutional forms, making them presence and action of Himself, and as such, as space to meet Him, in such a way, that the institutionality always leads beyond Himself, i.e.
The Trinity. (1) Cf.R. Otto, Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios (Madrid 1980), 14-21. (2) Cf.M. Heidegger, Ser y tiempo (Santiago 1997), § 22-24. (3) Cf.J. Habermas, Teoría de la acción comunicativa, 2 vol. (Madrid 2 1988). Siguiendo en esto a M. Kehl, La Iglesia. Eclesiología católica (Salamanca 1996), 119-144.
(4) Cf.M. Kehl, La Iglesia, 128 s. (5) M. Kehl, La Iglesia, 131. (6) M. Kehl, La Iglesia, 137. (7) M. Kehl, La Iglesia, 141. (8) B. Forte, La Iglesia de la Trinidad. Ensayo sobre el misterio de la Iglesia comunión y misión (Salamanca 1996), 109. (9) K. Rahner, Curso fundamental sobre la fe.
Introducción al concepto de cristianismo (Barcelona 1989), 233. (10) K. Rahner, Curso fundamental, 235. (11) K. Rahner, Curso fundamental, 235. (12) Cf.P. Hünermann, Dimensioni antropologiche della Chiesa, en W. Kern – H.J. Pottmeyer – M. Seckler (Eds), Corso di teologia fondamentale, III: Trattato sulla Chiesa (Brescia 1990), 177.
(13) M. Kehl, La Iglesia, 73. (14) M. Kehl, La Iglesia, 74. (15) K. Rahner, Curso fundamental, 398. (16) K. Rahner, Curso fundamental, 404. (17) El concepto de cuerpo, en San Pablo y en general en el mundo semita, tiene que ser entendido en el sentido que en un hombre el cuerpo no es una determinada parte de él, sino que es el hombre en un determinado aspecto que es el de la relación con los otros.
El cuerpo es lo que permite al hombre el relacionarse con su prójimo y con Dios. El hombre se relaciona en su cuerpo. (18) R. Schnackenburg, La Iglesia en el Nuevo Testamento (Madrid 1965), 197-210. (19) R. Schnackenburg, La Iglesia en el Nuevo Testamento, 189-196; cf.A. Antón, La Iglesia de Cristo. El Israel de la Vieja y de la Nueva Alianza (Madrid 1977), 435-437.
(20) M. Kehl, La Iglesia, 61. (21) Cf.Y. Congar, El Espíritu Santo (Barcelona 1983). (22) M. Kehl, La Iglesia, 63. (23) Cf.W. Kasper, El Dios de Jesucristo (Salamanca 1985), 259s. (24) W. Kasper, El Dios de Jesucristo, 260. (25) W. Kasper, El Dios de Jesucristo, 260.
- 26) R. Blazquez, La Iglesia del Concilio Vaticano II (Salamanca 1988), 42-44. (27) M.
- Ehl, La Iglesia, 360-372. (28) P.
- Tihon, Pour un chrétien, qu’est-ce qui est sacré? : Lumen vitae 54 (1999) 365-376.
- 29) Cf.R.
- Béraudy, La métamorphose du sacré religieux dans le christianisme : Lumen vitae 54 (1999) 392-403.
(30) M. Kehl, Escatología (Salamanca 1992), 219-230. (31) Cf.M. Gesteira, La eucaristía misterio de comunión (Salamanca 2 1992), 589-605. (32) M. Gesteira, La eucaristía, 618. (33) M. Gesteira, La eucaristía, 618. (34) Cf.H. Mühlen, El Espíritu Santo en la Iglesia.
- La Iglesia como el misterio del Espíritu Santo en Cristo y en los cristianos: “una persona en muchas personas” (Salamanca 1998). (35) P.
- Tihon, La Iglesia, en H.
- Bourgeois B.
- Sesboüé P.
- Tihon, Los signos de la Salvación (Historia de los dogmas III) (Salamanca 1996), 322. (36) P.
- Molinari, Índole escatológica de la Iglesia peregrinante y sus relaciones con la Iglesia del cielo, en G.
Baraúna (Ed.), La Iglesia del Vaticano II. Estudios en torno a la Constitución conciliar sobre la Iglesia, II (Barcelona 3 1968), 1143-1162.
¿Qué diferencia hay entre la iglesia y la comunidad?
La Iglesia : Una comunidad que sigue a Jesús. La palabra Iglesia significa ‘convocatoria’; ‘asamblea’; ‘ comunidad ‘. Por esto, la Iglesia la forman las personas, la misma comunidad.
¿Que nos enseña 2 de Pedro?
Bosquejo – 2 Pedro 1, Pedro explica que las promesas de Jesucristo permiten a los santos llegar a ser “participantes de la naturaleza divina” ( 2 Pedro 1:4 ). Los anima a “hacer firme vocación y elección” ( 2 Pedro 1:10 ). Pedro recuerda su experiencia en el Monte de la Transfiguración, en donde él fue testigo del Cristo glorificado y oyó la voz del Padre.
- Pedro dice que “Tenemos la palabra profética más segura” ( 2 Pedro 1:19 ).2 Pedro 2,
- Pedro advierte a los miembros de la Iglesia sobre los falsos profetas y los falsos maestros que vendrán entre ellos y procurarán desviar a los santos.
- Esos maestros malvados negarán al Señor y hablarán mal del “camino de la verdad” ( 2 Pedro 2:2 ).
Pedro enseña que es mejor no aceptar el Evangelio que hacer convenios y no vivir de acuerdo con ellos.2 Pedro 3, Pedro afirma la certeza de que Cristo vendrá en Su propio tiempo, purificará la tierra por fuego y salvará a los diligentes y a los fieles.
¿Cuál es el símbolo de los cristianos?
Aunque se haya convertido en el símbolo por antonomasia del castigo romano, en sus orígenes la crucifixión fue concebida muy lejos de Roma. Los primeros registros que se tienen de este procedimiento como método de ejecución datan del Imperio Aqueménida -aunque probablemente se usara ya en Asiria- y responden a la fe zoroastriana, que se extendió notablemente bajo el mandato persa: según sus creencias, el fuego y la tierra son sagrados y enterrar o quemar a un criminal contaminaría estos elementos, por lo que se les clavaba a leños de madera para dejarlos morir y que las aves carroñeras dieran cuenta de sus restos.
Los romanos entraron en contacto con esta práctica durante su expansión por el Mediterráneo: griegos y cartagineses la conocían por mano de los persas, y el propio Alejandro Magno la practicó contra los supervivientes de ciudades que se habían opuesto con más tesón a su conquista. Para estos pueblos no zoroastrianos, la crucifixión representaba un método de ejecución particularmente cruel y humillante,
El condenado podía morir en cuestión de horas o al cabo de varios días, dependiendo de las circunstancias, pero en cualquier caso resultaba una imagen terrible que servía de escarmiento y advertencia: en el siglo I a.C., tras aplastar la revuelta de esclavos liderada por Espartaco, unos 6.000 prisioneros fueron crucificados a lo largo de la Vía Apia.
A partir del siglo V d.C. la cruz se difunde ampliamente como símbolo del cristianismo. Previamente el más usado por los cristianos era la figura de un pez. Por ello, la cruz despertaba en el mundo antiguo un horror particularmente intenso. Solo a partir del siglo V d.C. se difunde ampliamente como símbolo del cristianismo, y ello es debido al cambio de mentalidad que ejerce la fe cristiana y al interés del hombre que la favorece: el emperador Constantino el Grande.
El pez, primer símbolo cristiano Durante los siglos siguientes a la muerte de Jesús, el cristianismo sufrió una persecución generalizada, interrumpida a veces por algunos períodos de tolerancia. Las particularidades de esta religión la convertían en una amenaza para el poder romano, por lo general bastante tolerante en lo que se refería a las costumbres de los pueblos conquistados: su negativa a rendir culto a los emperadores y a los dioses oficiales, considerados garantes de la prosperidad del Imperio, era vista como un desafío a la autoridad de Roma.
Las ejecuciones de cristianos, a menudo realizadas por medio de la crucifixión, daban a la cruz un significado infamante, pues era un método reservado a los peores criminales. San Agustín de Hipona, que vivió en el siglo IV d.C. -pocas décadas después de que Constantino promulgara el Edicto de Milán, que garantizaba el fin de las persecuciones-, describe que en los primeros tiempos el símbolo del cristianismo era un pez, que representaba la búsqueda la verdad profunda oculta a simple vista, como los peces se ocultan bajo las aguas.
Por otra parte, su nombre en griego -ΙΧΘΥΣ, ictys – se corresponde con la sigla de Iēsous Christos Theou Yios Sōtēr : ” Jesucristo, Hijo de Dios, el Salvador”.
¿Cómo es la estructura de la Iglesia Catolica?
Clero – Artículo principal: Clero Existen ciertos ritos, como por ejemplo la celebración de la Misa (especialmente la consagración de la hostia ) y de los sacramentos (exceptuando el bautismo en casos de extrema necesidad), que son exclusivos de los miembros del clero (exceptuando los diáconos ).
Ellos se pueden distinguir entre aquellos clero regular y el clero secular, El clero está organizado en una jerarquía ascendente, basado en los tres grados del sacramento del orden (el Episcopado, el Presbiterado y el Diaconado ), que va desde el diácono, pasando por el presbítero, obispo, arzobispo, primado, patriarca (en casos más especiales) y cardenal, hasta llegar al cargo supremo de Papa,
El clero regular tiene su propia jerarquía y títulos eclesiásticos, siendo el por lo menos subordinado al Papa. Todos los ministros sagrados son varones, porque los doce Apóstoles son todos varones y Jesús, en su forma humana, también es varón. Exceptuando en casos referentes a los diáconos y a sacerdotes ordenados por las Iglesias orientales católicas y por los ordinariatos personales (estructuras que albergan ex- anglicanos que se convirtieron al catolicismo), todo el clero católico está obligado a observar y cumplir el celibato,
- En las Iglesias orientales, el celibato es solo obligatorio para los monjes y los obispos, estos últimos escogidos entre los sacerdotes célibes.
- La actividad y disciplina del clero son reguladas y supervisadas por la Congregación para el Clero (en el caso de los padres -presbíteros- y de los diáconos) y por la Congregación para los obispos (en el caso del episcopado ).
El clero de rito oriental es también supervisado por la Congregación para las Iglesias Orientales, La Iglesia defiende que todos sus obispos (que son asistidos por los presbíteros y diáconos ), debido al sacramento del orden, son los sucesores de los Apóstoles, siendo el Papa el sucesor directo del Apóstol Pedro otorgándole autoridad y primacía al Papa.
¿Cuál es la definición de Iglesia?
1.f. Congregación de los fieles cristianos regida por el papa como vicario de Cristo en la tierra.
¿Cuáles son las características de la verdadera Iglesia de Cristo?
La única iglesia verdadera y viviente De un discurso que pronunció el 25 de junio de 2010 en un seminario para nuevos presidentes de misión. ¿Qué significa que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días sea la única iglesia verdadera? Imagen Elder Dallin H. Oaks Nuestra primera responsabilidad y nuestro primer objetivo es testificar de Jesucristo a un mundo que está deseando saber de Su misión divina. En respuesta a esa gran responsabilidad, hablaré acerca de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días como “la única iglesia verdadera y viviente”.
- Al hacerlo, sé que iré en contra de la poderosa marea de lo que se denomina “políticamente correcto”.
- La opinión que está de moda en estos tiempos es que todas las iglesias son verdaderas.
- A decir verdad, la idea de que todas las iglesias son iguales es la doctrina del anticristo, que se pone de manifiesto en el relato del Libro de Mormón sobre Korihor (véase Alma 30 ).
Ese relato se dio con el fin de enseñarnos una lección esencial para nuestra época. Una revelación dada al profeta José Smith en 1831, poco después de la organización de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tenía que ver con aquellos a quienes se había dado “poder para establecer los cimientos de esta iglesia”.
El Señor después hizo referencia a la Iglesia como “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la tierra, con la cual yo, el Señor, estoy bien complacido” ( D. y C.1:30 ). A causa de esa declaración del Señor, nos referimos a ésta, Su Iglesia —nuestra Iglesia— como la “única iglesia verdadera”.
A veces lo hacemos de un modo que ofende en gran manera a las personas que pertenecen a otras iglesias o que se adhieren a otras filosofías. Sin embargo, Dios no nos ha enseñado nada que deba hacernos sentir superiores a otras personas. Desde luego todas las iglesias y filosofías tienen algo de verdad en ellas; unas más que otras.
¿Cuál es el papel de la Iglesia en la sociedad actual?
La visión de la Iglesia en el mundo actual es de compromiso y responsabilidad pastoral para promover la dignidad humana, el desarrollo integral de la persona y la insistencia por el discernimiento moral y teológico, es decir, que no podemos desarrollarnos ni encontrarnos plenamente si no es mediante la entrega plena y
¿Cuál es el fundamento de nuestra fe?
Nuestra fe en Jesucristo constituye el fundamento de nuestra religión, el fundamento de nuestra esperanza en la remisión de pecados, en la exaltación después de la muerte y en la resurrección de la muerte a la vida sempiterna.
¿Cuál es el signo con el que se unge?
En el sacramento de la Unción de los Enfermos se realizan dos gestos o signos que tienen un profundo sentido: la imposición de manos y la unción con aceite.
¿Qué pasa si estamos unidos a Dios?
Si estamos unidos Jesús está entre nosotros – Movimiento de los Focolares Si estamos unidos,. Y esto vale. Vale más que cualquier otro tesoro que pueda poseer nuestro corazón: más que la madre, que el padre, que los hermanos, que los hijos.
- Vale más que la casa, que el trabajo, que la propiedad; más que las obras de arte de una gran ciudad como Roma, más que nuestras ocupaciones, más que la naturaleza que nos rodea, con las flores y
- los prados, el mar y las estrellas; ¡más que nuestra alma!
Él es quien, inspirando a sus santos con sus eternas verdades, hizo época en toda época. También ésta es su era: no la de un santo, sino la de Él; de Él entre nosotros; de Él viviente en nosotros, que construimos -en unidad de amor- su Cuerpo místico y la comunidad cristiana.
Pero es preciso dilatar a Cristo, hacerlo crecer en otros miembros; hacerse como Él, portadores de Fuego, que es la caridad en acto. ¡Hacer uno de todos y, en todos, el Uno! Entonces, vivamos momento a momento la vida que Él nos da. El amor fraterno es un mandamiento: «Ante todo». Por lo cual todo vale si es expresión de sincero amor fraterno.
Nada vale, de todo cuanto hacemos, si en ello no se da el sentimiento de amor por
- los hermanos; porque Dios es Padre y tiene en su corazón siempre y sólo a sus hijos.
- Fuente:
: Si estamos unidos Jesús está entre nosotros – Movimiento de los Focolares
¿Cuál es el fundamento del edificio de la iglesia?
Mensaje: Edificación y mantenimiento de la iglesia (Efesios 4:11-12) Nuestro tema es el edificio y el servicio de mantenimiento de la iglesia. Si estás un tanto sorprendido por ese título, déjame asegurarte: No estaremos hablando sobre el servicio de conserjería.
- El extraño título es un intento de enfocar tu atención en las palabras de Efesios 4, versículo 11, que marca el programa divino para coordinar, desarrollar y articular los dones y actividades de los miembros de la iglesia de Cristo, para hacerlo un instrumento efectivo en la sociedad humana.
- La iglesia nunca puede ser nada más que un grupo un tanto piadoso e inicuo de gente religiosa hasta que vuelva a su programa divino y se convierta en lo que Dios tenía la intención que fuera.
Cuando lo haga, se convertirá en un elemento perturbador en la sociedad, un fermento revolucionario que hará el impacto más poderoso que puede ser hecho sobre cualquier comunidad. En el versículo 11, el apóstol Pablo dice en cuanto a Jesucristo: Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.
Efesios 4:11-12) Hemos visto que Pablo utiliza dos grandes figuras para la iglesia en esta carta a los Efesios. Primero, la compara a un cuerpo, un cuerpo humano de carne y huesos, articulado y coordinado, constituido de muchos miembros. También lo compara a un edificio que ha estado creciendo a través de los siglos como una morada para Dios.
A veces parece mezclar las metáforas juntas. Habla sobre un edificio creciendo, pero los edificios no crecen; los cuerpos sí. Pero está tan ansioso por dejar esta verdad clara que su lenguaje se vuelve un tanto mezclado. Quizás lo hace deliberadamente, para que podamos captar el pensamiento de algo vivo, un cuerpo vivo, un edificio vivo.
A veces mezclamos las metáforas así, como decir: “Le pusiste mantequilla a la tostada, así que, ahora túmbate en ella”, o “Has hecho tu cama, así que, cómetela”. Hemos visto que no te conviertes en un miembro del cuerpo de Cristo al unirte a una iglesia. Te vuelves un miembro al nacer de nuevo por el Espíritu Santo por medio de la fe en Jesucristo.
No hay ningún otro camino a Su cuerpo. Una vez en él, cada miembro tiene una contribución que hacer, y, al obrar cada miembro en lo que Dios le ha dado a él o ella para que haga, el cuerpo completo funciona. Cuando Pablo la describe como un edificio, deja claro que es un edificio vivo y creciente.
- Cada cristiano es una piedra añadida al edificio, una piedra viva, como Pedro dice en su carta (véase 1 Pedro 2:4-5).
- Cada uno es una parte vital en el gran templo que el Espíritu Santo está construyendo como una morada para Dios.
- Nunca podremos entender la iglesia a menos que entendamos esa verdad.
- La iglesia es donde Dios mora, donde está obrando hoy.
Por eso mucha gente, buscando descubrir a Dios en el universo, dice que está muerto. El problema es que no tienen Su dirección; no saben dónde vive. Pero está muy activo por medio de Su cuerpo, el edificio hecho para Él por el Espíritu Santo. Si pensamos en la iglesia como un cuerpo, entonces, en este pasaje en Efesios 4, estamos estudiando la fisiología de ese cuerpo: cómo operan los órganos, cómo el cuerpo funciona junto, cómo está coordinado para hacer una sola cosa.
Si pensamos en la iglesia como un edificio, entonces estamos estudiando el proyecto, la arquitectura de él, el plan del diseñador. Pero sea que la iglesia sea considerada como un cuerpo o un edificio, hay cuatro funciones dentro de él que son tan universalmente necesitadas y tan mutuamente compartidas que debemos de considerarlas independientemente de los otros dones que Cristo ha dado a Su pueblo.
Estas cuatro funciones son llamadas aquí: “apóstoles, profetas, evangelistas, y pastores y maestros”. Estos dones constituyen lo que normalmente llamamos el ministerio, o más horriblemente, el clero, Ambos términos, por supuesto, están equivocados. La iglesia completa está en el ministerio, como puedes ver en este versículo.
- Estas cuatro funciones existen para el equipamiento de los santos “para la obra del ministerio”; por lo tanto, cada cristiano está en el ministerio.
- Esto no tiene nada que ver con si es a tiempo completo, a tiempo parcial o cualquier otra relación en cuanto al tiempo.
- Todos somos llamados al trabajo del ministerio, y, por tanto, es inapropiado designar a este grupo como el ministerio, aunque se hace comúnmente.
Es todavía peor el llamarles el clero, ya que esa palabra viene del latín clericus, que significa “un sacerdote”. De nuevo, cada creyente ha de ser un sacerdote en la iglesia de Jesucristo. Algunos eruditos sienten que el término deriva basicamente de la palabra griega “ser heredero”, como si el clero tuviera algún privilegio especial en el cuerpo de Cristo que nadie más tiene.
Pero este es un malentendido total de las Escrituras. El clero no es mejor que ninguna otra persona en el cuerpo de Cristo; son cristianos ordinarios con una tarea especializada, eso es todo. No tienen mayores privilegios y ninguna autoridad mayor, como individuos dentro del cuerpo de Cristo, que cualquier otro cristiano.
De hecho, no existen como un grupo independiente. Estas cuatro funciones no pueden apropiadamente clasificarse a sí mismas como un grupo particular distinto al resto de los cristianos. El periódico recientemente transmitió la sugerencia de un ministro, o clérigo, que fuera formado un sindicato de clérigos.
Eso no tiene nada que ver con el Nuevo Testamento. No hay lugar para un sindicato de clérigos dentro del Nuevo Testamento. No existen como un grupo sino como individuos, dotados y situados dentro del cuerpo, para llevar a cabo una función particular que es necesaria para su crecimiento, vida y movimiento.
En un mensaje previo, sugerí que estas cuatro funciones corresponden aproximadamente a los sistemas del cuerpo físico: Hay, primero, el sistema estructural del cuerpo: los huesos y los músculos formando un esqueleto que hace posible que nos movamos y caminemos y actuemos.
- Esto corresponde a los apóstoles y su función en el cuerpo de Cristo.
- Forman los cimientos.
- Construyen la estructura básica que hace que el cuerpo de Cristo tome una cierta forma.
- Luego está el sistema nervioso en nuestros cuerpos: aquello que pone en acción, que estimula, que nos pone en alerta y activa.
Si se vuelve hiperactivo padecemos una crisis nerviosa. Podemos fácilmente reconocer la importancia del sistema nervioso para el cuerpo. Se corresponde con el trabajo de los profetas en el cuerpo de Cristo. Ellos han de presentar la verdad frente a nosotros para ponernos en acción, electrizarnos, estimularnos, y motivar al cuerpo de Cristo.
- Después está el sistema digestivo, que corresponde a los evangelistas que hacen posible el crecimiento del cuerpo espiritual.
- El sistema digestivo toma la comida que es bastante diferente a la carne humana y la transforma en humana, haciéndola parte viva del cuerpo.
- Luego hay un sistema circulatorio, la sangre, que nutre y limpia nuestros cuerpos continuamente.
Puedes ver que esto corresponde a los pastores y maestros que obran en el cuerpo de Cristo para nutrirlo y limpiarlo y mantenerlo funcionando apropiadamente. El Señor ha diseñado cuidadosamente el cuerpo humano para que cada cristiano pueda llevar consigo una lección visual para entender la naturaleza de la iglesia.
Tú tienes un cuerpo, y tu cuerpo es una imagen de la iglesia de Jesucristo. Ahora quizás sería instructivo el examinar esta misma cosa desde el punto de vista de otra figura que Pablo utiliza: la iglesia como un edificio. El apóstol claramente se refiere a las dos primeras funciones (apóstoles y profetas) en términos de la figura de un edificio.
En el capítulo 2, versículos 19 a 22, dice: Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.
- En él todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
- Efesios 2:19-22) Existe el edificio y los cristianos individuales como miembros, piedras, dentro de ese edificio.
- El apóstol dice que a los apóstoles y profetas se les da el trabajo de formar los cimientos.
De ellos es el ministerio cimentador de efecto extendido en el tiempo, sea que pensemos en los apóstoles originales o en los contemporáneos. El don apostólico todavía está siendo dado hoy, pero funciona en un sentido algo secundario en comparación a la de los apóstoles originales.
- En la figura de un edificio, la secuencia de tiempo es acentuada en esta ilustración particular.
- Pablo nos la da de nuevo en 1ª de Corintios 12: Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, (1 Corintios 12:28a) Ese es el orden en el cual esos dones fueron introducidos a la iglesia.
Aquí entendemos que Jesucristo, como Señor de la iglesia, ha dado el derecho de formar los cimientos a los apóstoles y profetas. Ahora bien, esto es supremamente importante. Cualquiera de ustedes en el negocio de la construcción sabe que una cimentación es de suprema importancia.
No corres riesgos con los cimientos. Los construyes directa, segura y fuertemente, ya que todo el edificio va a descansar sobre esa base y va a derivar su fuerza de la solidez de ese cimiento. La misma cosa es cierta en la iglesia. El Señor Jesús dejo muy claro que si un hombre construye sobre la base incorrecta tendrá problemas.
Un hombre construye su casa sobre la arena. La casa puede tener un aspecto muy bello, puede ser impresionante, espectacular, pero cuando llegan las tormentas, cae. Otro construye sobre la roca, y su casa se mantendrá (véase Mateo 7:24-27). Es en la base donde está toda la diferencia.
Era la tarea entonces de los apóstoles y profetas el construir los cimientos de la iglesia. Tenemos la crónica en los evangelios que nuestro Señor llamó a doce hombres para estar con él (esa era su característica primaria) y mandarles a un ministerio especializado. Él es el que los llamó apóstoles, La palabra significa “enviar” o “uno que es enviado”.
Esto es un apóstol. Los doce apóstoles fueron enviados por el Señor Jesús con una comisión especial y una autoridad especial. Al seguir su ministerio reconocerás que poseían una palabra de autoridad. En todas partes a donde fueron hablaron con autoridad.
Ellos mismos estaban impresionados con esto. Volvieron al Señor y le dijeron como se regocijaron cuando descubrieron que los demonios estaban sometidos a ellos. Cuando hablaron, su palabra tenía autoridad. Esa autoridad es la marca especial de un apóstol. Más tarde hubo otros apóstoles. Pablo vino después de los doce y nunca perteneció a los doce originales.
No tomó parte en su ministerio particular, aunque era verdaderamente un apóstol. Fue mandado a ser apóstol a los gentiles. Así como Bernabé, Silas, Timoteo y Tito. Estos también compartieron el ministerio apostólico. El trabajo de un apóstol era el declarar el cuerpo completo de verdad en cuanto a Jesucristo.
Esos son los fundamentos. ¿Cómo entras en la iglesia? Entras en ella al creer en la verdad. La diferencia entre un cristiano y uno que no es cristiano es la diferencia entre un creyente y uno que no cree. Si eres un creyente en la verdad sobre Jesucristo (que ciertamente significa más que un asentimiento intelectual un compromiso de la voluntad también) estás en la iglesia.
Estás basado en los fundamentos. ¿Qué son los fundamentos? Es lo que crees sobre Jesucristo; y los apóstoles pusieron los fundamentos. Es la verdad apostólica. Encontramos estos fundamentos en el Nuevo Testamento. “Nadie puede poner otro fundamento”, dijo Pablo, “que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11).
Lo que los apóstoles dicen sobre Jesucristo son los cimientos de la iglesia, y lo que dicen sobre Jesucristo está registrado para nosotros en el Nuevo Testamento. Esto viene de las manos de los apóstoles, y toda la iglesia descansa directamente sobre ese fundamento. Si no descansa ahí, ciertamente es una estructura muy débil e insegura.
Hoy muchos se están apartando de los fundamentos y, como resultado, han perdido cualquier nota de autoridad o de seguridad. Es solo al descansar la iglesia sobre la base de la fe enseñada por los apóstoles que hay cualquier certeza o fuerza. Los puntos de vista humanos o las opiniones no hacen ninguna diferencia; lo que dice el conocimiento moderno, o qué descubrimientos nos abra la ciencia no cambian los fundamentos.
- Fueron puestos de una vez por todas hace mucho tiempo, y es sobre estos que la iglesia construye.
- Lo que nos interesa es lo que enseñaron los apóstoles.
- Esa es la gran y final verdad, “conforme a la verdad que está en Jesús” (Efesios 4:21).
- Hace algún tiempo, en la sala de una casa privada, me encontré con un número de jóvenes ancianos mormones.
(Nunca deberían de ser llamado “ancianos”, ya que todos son muy jóvenes. Normalmente son jóvenes recién graduados de la universidad.) Estábamos discutiendo, en presencia de un grupo interesado, la diferencia entre las enseñanzas de la iglesia mormona y las enseñanzas de la Biblia.
- Estos hombres jóvenes dijeron: “Nuestra iglesia es la única iglesia verdadera”.
- Esta es una declaración que hacen invariablemente.) “Nuestra iglesia es la única iglesia verdadera, y la razón por la cual sabemos que esto es cierto es que tenemos apóstoles.
- Ninguna otra iglesia tiene apóstoles, pero la verdadera iglesia de Jesucristo tenía apóstoles”.
Les dije: “Estáis enormemente equivocados. La iglesia a la que yo pertenezco tiene apóstoles”. “Oh”, dijeron, “¿cuál iglesia es esa? Nunca hemos oído de otra iglesia que tenga apóstoles”. Les dije: “Ocurre que es la iglesia original con los apóstoles originales”.
- Dijeron: “¿Cómo puede ser esto?”.
- Dije: “Primero, decidme, ¿quiénes son los apóstoles en vuestra iglesia?”.
- Nombraron una lista que en aquel tiempo incluía el Secretario de Agricultura, Ezra Taft Benson, y otros.
- Les dije: “El único del que he oído en esa lista es Benson, y nunca he visto ningunas cualificaciones particulares de su parte para ser un apóstol”.
“Bueno, dijeron: “¿quiénes son los apóstoles en tu iglesia?”. Yo dije: “Pedro, Santiago y Juan, y todos los demás”. De nuevo dijeron: “¿Cómo puede ser eso?”. Dije: “Es muy simple. Si quiero saber lo que un apóstol dice, todo lo que tengo que hacer es volverme al Nuevo Testamento, y ahí lo encuentro.
- Si quiero saber la opinión del apóstol Pablo sobre un tema, puedo volverme inmediatamente a lo que Pablo ha dicho.
- O el apóstol Juan.
- O el apóstol Pedro.
- Veréis, la iglesia descansa sobre el fundamento de los apóstoles”.
- Y añadí: “Eso marca vuestros apóstoles como falsos apóstoles, porque los apóstoles han de poner los cimientos, y la iglesia mormona no comenzó hasta el siglo 19, muchos siglos después del comienzo de la iglesia de Jesucristo.
Si los vuestros son verdaderos apóstoles, entonces eso pondría los cimientos en algún sitio cerca del techo”. ¿Quién jamás oyó de poner los cimientos tan tarde en la construcción? No, los fundamentos de la iglesia fueron puestos por los apóstoles en el testimonio que han dado de Jesucristo “conforme a la verdad que está en Jesús” (Efesios 4:21).
- Esos son los cimientos.
- Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto.
- 1 Corintos 3:11).
- No hay ninguna otra línea de verdad sobre Jesucristo.
- No hay ninguna otra información a ser dada sobre Jesús que la que ya han dado los apóstoles.
- No hay nada más.
- Si parece haberla, como les dice Pablo a los Gálatas: “es un evangelio diferente” (Gálatas 1:6b).
No es la misma cosa. Es algo diferente. Aquí están los cimientos, y sobre estos la iglesia es construida, y de estos viene su fuerza. El don apostólico todavía está siendo dado hoy, y se necesita donde nuevas iglesias se comienzan. No es que ninguna nueva verdad esté siendo añadida a las Escrituras, sino que todo el cuerpo de verdad que es dado es tomado por aquellos que tienen el don apostólico y lo imparten a nuevas iglesias donde comienzan.
- Esta es siempre la tarea de un apóstol, el comenzar nuevas iglesias.
- Los llamamos misioneros pioneros hoy.
- A través del curso de la historia de la iglesia ha habido grandes apóstoles como Adaniram Judson en Burma, William Carey en India, Hudson Taylor en China.
- Estos son hombres que tenían el don apostólico y eran responsables de impartir la nueva fe a nuevas iglesias.
Ahora bien, junto con los apóstoles están los profetas. No todo el Nuevo Testamento fue escrito por los apóstoles, y nada del Antiguo. El Antiguo Testamento fue escrito por los profetas, y también hubo profetas en el Nuevo Testamento. Hombres tales como Marcos, Lucas, Santiago y Judas no eran apóstoles, pero, sin embargo, ayudaron a poner los fundamentos de la iglesia al escribir las Escrituras.
- Ellos son los profetas del Nuevo Testamento, y hay otros mencionados.
- El don del profeta difiere de el del apóstol en que el apóstol tiene la palabra de autoridad.
- Da una declaración con autoridad del cuerpo completo de verdad en cuanto a Jesucristo.
- Pero el don profético es el interpretar esa palabra de autoridad y así explicarla de tal forma que la verdad se vuelva clara, vital y convincente.
La palabra profeta sugiere esa misma cosa. Viene de la palabra raíz que significa “hacer brillar”, con el prefijo pro, que significa “antes”. Alguien que se presenta y hace que la palabra brille, eso es un profeta. Esto es bellamente reflejado en la segunda carta de Pedro.
- Dice: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro” (2 Pedro 1:19a).
- Esa es la tarea del profeta.
- Entonces nos encontramos con el tercer ministerio aquí: evangelistas.
- Esto está conectado con los pastores y maestros.
Los evangelistas y los pastores y maestros trabajan juntos, justo como los apóstoles y profetas trabajan juntos. En el cuerpo como una unidad, los evangelistas y los pastores y maestros trabajan con individuos dentro de la iglesia. Los evangelistas están implicados en el comienzo de la vida cristiana, mientras que los pastores y maestros están implicados en el desarrollo y el crecimiento de esa vida.
- Por lo tanto, los evangelistas son básicamente obstetras, teniendo que ver con el nacimiento, y los pastores y maestros son pediatras, teniendo que ver con la dieta, las enfermedades, y la necesidad de aire fresco y ejercicio.
- Para regresar a la figura de un edificio, un evangelista es el trabajador en una excavación, el hombre en una cantera que excava la roca, que la libera de su estructura básica y la rompe, separándola de la roca en pedazos más pequeños.
El pastor que enseña entonces se vuelve el albañil, aquel que le da forma a la roca, la pone en su forma apropiada y la pone en el sitio apropiado del edificio, de acuerdo al plan del Arquitecto. Ese es el trabajo de estos dos dones juntos en el cuerpo de Cristo.
- Pues bien, se espera que todos los cristianos evangelicen, pero no todos tienen el don de un evangelista.
- Quizás pueda aclarar eso.
- Todos los cristianos evangelizan como testigos, pero un testigo es distinto a un evangelista.
- Un testigo simplemente es uno que cuenta lo que le ocurrió a él.
- Eso es todo.
- Se espera que cualquier cristiano y todos los cristianos relaten lo que les ocurrió, el ser capaces de dar un simple testimonio de lo que Jesucristo ha hecho.
Esto es tan simple como el hablar sobre cualquier otra experiencia. Si puedes hablar sobre el gozo que fue casarse, cómo de maravilloso es tu esposo o esposa, tus hijos, tus nietos, también puedes ser testigo para Cristo. El hablar sobre estas cosas simple y naturalmente, eso es un testigo cristiano.
- Pero un evangelista va más allá.
- Un evangelista sabe cómo explicar el porqué y cómo de la gran historia redentora de Jesucristo.
- Es capaz de proclamar las verdades que producen un nuevo nacimiento.
- Está para siempre encargándose de la gran proclamación de que Dios no ha dejado al hombre en una condición desesperada, sino que ha preparado un camino a gran precio por medio de la cruz y la resurrección, por los cuales los hombres y las mujeres que luchan en su lucha sin fin en contra de las fuerzas deteriorantes de la vida puedan ser liberados y dotados de un nuevo comienzo y una nueva base para la batalla.
Ese es el mensaje del evangelista. Es el mensaje de esperanza y júbilo y gozo. La tarea del evangelista no es el ir denunciando el pecado. Puede llamar la atención de la gente a aquello que está causándoles tanta miseria y angustia en su vida, pero su trabajo no es denunciar el pecado.
No es el vociferarle a la gente y decirles qué miserables criaturas son, y que Dios está esperando para quitarles la vida con relámpagos de juicio desde los cielos. No es el exponer los horrores de los fuegos del infierno, y colgar a los pecadores sobre ellos hasta que se retuerzan y tiemblen. Esa no es la tarea de un evangelista.
(Esa es la tarea de un profeta, si es que se necesita que se haga.) El trabajo del evangelista es el hablar sobre la gracia abrumadora de Dios y lo que ha hecho en la vida humana, el amor incontenible del Padre que está llamando a la gente a que vuelva a Él y ofreciendo enderezar sus vidas torcidas cuando abran sus corazones a la gracia redentora de Jesucristo.
Eso es un evangelista. Mucha gente hoy posee el don de un evangelista, tanto hombres como mujeres. Pueden ejercitarlo en cualquier sitio. No tiene que ser hecho en reuniones masivas. El ministerio de Billy Graham no es el único tipo de evangelismo que hay. El don de evangelista puede ser ejercitado para un solo individuo, como ves en las Escrituras cuando Felipe le habló al eunuco etíope y le contó sobre la gracia de Jesucristo.
Un evangelista puede ejercitar su don en cualquier sitio. Enlazado con esto está el trabajo del pastor y maestro. Estos también son llamados ancianos en las Escrituras, así como supervisores u obispos. Pasa que la palabra supervisor y obispo son la misma palabra griega; es simplemente traducida de dos formas distintas.
“Obispo” es la palabra española para episcopus, y el significado literal de eso es “supervisor”. Los ancianos u obispos están siempre limitados a una localidad, un grupo de cristianos, una iglesia. Un hombre que era un anciano en una iglesia no era también anciano en otro sitio. Podía ser un anciano o un pastor y maestro en solo un sitio.
Ni eran estos siempre hombres que dedicaban su tiempo completo a este ministerio. En esta iglesia no tenemos un solo pastor, ni tres, sino trece. Están llamados a ejercitar el don de un anciano, el don de pastor, un pastor que enseña. Estos son ancianos que gobiernan.
- Hay algunos en el Nuevo Testamento que también son ancianos, pero no son llamados a ser ancianos gobernantes.
- Esos incluirían ministerios tales como la escuela dominical, líderes de estudios bíblicos en casas, y los líderes de los grupos de niños y niñas.
- Cualquiera que ejercita el don de enseñar y pastorear dentro de la iglesia es un pastor que enseña, sea a tiempo completo en el trabajo o no.
Pero, además, hay aquellos que pasan su tiempo en administración o gobernación. Están los principales líderes de la iglesia, los ancianos gobernantes. Pues bien, ¿cómo gobiernan? “No como teniendo señorío”, dice Pedro, “sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Pedro 5:3).
No han de ser jefes. No han de decirle a la gente lo que tienen que hacer, como la autoridad final y lo que ellos dicen ha de hacerse. El Señor Jesús mismo le dijo a Sus discípulos una vez: “Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas” (véase Marcos 10:42-45).
Estos gobernantes de la iglesia no ejercitan su autoridad en ese sentido, como jefes en la iglesia. Han de gobernar como ejemplos, Pedro dice. Cuando hacen algo, otros serán motivados a hacerlo. Pero si los pastores que enseñan no muestran en sus propias vidas un ejemplo de lo que enseñan, no tienen ninguna otra autoridad.
Su autoridad viene de su espiritualidad, de su relación espiritual con Dios. Si pierden esa espiritualidad, también pierden su autoridad. No es el puesto que les da el derecho a gobernar; es el hombre y su don frente a Dios. Ahora estos son los cuatro ministerios de desarrollo y entrenamiento de la iglesia.
Unos pocos hombres, en el curso de la historia de la iglesia, han tenido todos los cuatro dones. Ciertamente el apóstol Pablo es uno. Pablo era un apóstol, ciertamente un profeta, y también un evangelista y pastor que enseña. Ejercitó todos estos dones en una ocasión u otra.
- Todo ellos son especialmente necesitados en el confuso mundo de hoy en día.
- Donde hay debilidad aquí, es probable que haya debilidad en la iglesia.
- Donde hay fuerza aquí, esa fuerza será impartida a la iglesia completa, y la iglesia se volverá poderosa de nuevo.
- Estos hombres son colocados por Jesucristo dentro de la iglesia para ejercitar estos dones particulares.
Están ahí para equipar a los santos para el trabajo del ministerio. Eso no es fácil de hacer. Los santos pueden ser gente muy difícil a veces. Contra la opinión popular, los santos no están hechos de yeso. A veces están hechos de materiales muy duros y resistentes.
Ciertamente no están hechos de azúcar y especias y todas las cosas bonitas. Se asemejan más cercanamente a las ranas, caracoles y rabitos de perritos. (Todo esto tiene que ver con un dicho popular en inglés, que dice que las niñas están hechas de azúcar, especias y cosas bonitas pero los niños en cambio están hechos de ranas, caracoles y rabitos de perritos.) Los santos a menudo están hechos de una dureza terca, más dura que los diamantes, y de pereza, más lentos que la Navidad.
(Esto también es un dicho popular.) ¡En otras palabras, están hechos de las mismas cosas que los pastores y maestros! Dios entrena a los santos empezando con los líderes, quitándoles las asperezas y moldeándolos. El líder realmente no puede hacer mucho para ayudar a otros a menos que haya pasado por este tratamiento él mismo.
- Pero todo esto es necesario para moldearnos juntos, para construir este increíble edificio que Dios está construyendo hoy, esta gran estructura que en secreto está tomando forma a través de la historia, invisible al mundo.
- Dios está construyendo ese edificio que será para Su morada, no solo ahora, sino a través de la eternidad.
Una de las cosas más asombrosas que está ocurriendo en la historia humana hoy es la estructura y edificación de la iglesia. Como cristianos, necesitamos volver nuestros ojos de la superficialidad a la realidad de esto: el oír y ver las cosas excitantes que Dios el Espíritu Santo está haciendo en medio de nosotros, la manera en la que está tomándonos y formándonos, modelándonos y perfeccionándonos, y colocándonos en nuestro sitio.
¿Qué enseñanza nos deja Efesios 2 19?
Devoción diaria: No siendo ya extranjeros Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.
Pablo dice que aquellos de nosotros que hemos venido a Cristo ya no somos extranjeros ni forasteros. Para empezar, somos “conciudadanos de los santos”. Ha entrado usted en un nuevo reino. Ha cambiado su ciudadanía y se encuentra ahora bajo otra autoridad. Nosotros damos por sentado los derechos de la ciudadanía norteamericana, de tal manera que casi nos hemos olvidado del hecho de que nos encontramos bajo autoridad.
El gobierno tiene ciertos poderes sobre nosotros. Nos encontramos bajo autoridad, que es la primera característica de la ciudadanía. Pero lo que hace que nos regocijemos en nuestra ciudadanía es que disfrutamos de ciertos privilegios. Cuando yo viajo al extranjero me alegra siempre ser un ciudadano americano debido a que puedo disfrutar la protección que otras personas no tienen.
En el reino de Dios tiene usted la protección de un Rey. Hay poder a su disposición, el poder de la resurrección, la clase de poder que obra mucho más allá de la manera de pensar y de los planes humanos, y Dios le invita a usted a pedirle Su ayuda respecto a ese recurso siempre que lo necesite usted.
En segundo lugar, somos “miembros de la familia de Dios”. Este es un avance acerca del primer punto. Somos miembros de la propia familia íntima de Dios. Un hijo siempre es de categoría superior a cualquier embajador, gobernador o secretario. Una biografía de Abraham Lincoln contaba un incidente cuando el presidente estaba con gabinete en una reunión de importancia crucial.
- Estaban en la sala del gabinete cuando alguien llamó a la puerta.
- Allí estaba Willy, el hijo de diez años del presidente, que quería ver a su padre.
- Lincoln dejó a todos los miembros del gabinete para ver qué era lo que quería Willy.
- Willy era superior a todos los allí reunidos.
- Esta es la gran verdad que está intentando explicar Pablo para nuestros corazones, que hace que tengamos acceso al Padre, que es el Rey y tiene una enorme autoridad y poder en los asuntos del mundo.
En tercer lugar, Pablo continúa hablando acerca de una relación más íntima: Usted ha sido edificado “sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Es posible que esto dé la impresión de ser en cierto modo menos importante.
- Después de todo, un edificio es un objeto un tanto frío e impersonal en comparación con la relación de una familia.
- Pero de hecho el apóstol se está acercando aun más, refiriéndose a una relación íntima, porque está enfatizando la intimidad de los miembros de la misma habitación de Dios, los unos con los otros y con el Señor.
Es posible para los miembros de una familia encontrarse dispersos por la tierra. Pero en la estructura del edificio, ninguna separación de las piedras que forman los muros es posible. Si se separasen las piedras, el edificio se derrumbaría, de modo que el apóstol nos está mostrando una relación más íntima.
¿Qué nos dice este pasaje sobre las virtudes 2 Pedro 1 5 11?
Pues estas virtudes, al estar en vosotros y al abundar, no os dejarán ociosos ni estériles en el verdadero conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Porque el que carece de estas virtudes es ciego o corto de vista, habiendo olvidado la purificación de sus pecados pasados.
¿Qué significa 2 de Pedro 1 19?
¿Qué significa 2 Pedro 1:19? 2 Pedro 1:19, : Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones.
2 Pedro 1:19, : Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones.2 Pedro 1:19, : Esto ha venido a confirmarnos la palabra de los profetas, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención, como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones.2 Pedro 1:19, : Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;2 Pedro 1:19, : Tenemos también la palabra de los profetas más firme, a la cual hacéis bien de estar atentos como a una lámpara que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca, y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones.
¿Qué quiere decir 2 Pedro 2 4?
Explique por favor 2 Pedro 2:4: «Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad, donde están reservados para el juicio» – En relación con esto deberíamos considerar también un pasaje similar de Judas 6: «Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día».
Lo invito a examinar el contexto, analizar la naturaleza de la prisión y hablar del pecado de los ángeles.1. Contexto: Pedro está analizando la obra de los falsos maestros. Según el apóstol, no era nueva su presencia entre el pueblo de Dios (2 Pedro 2:1). Una cosa, sin embargo, es segura: experimentarán el juicio divino.
Para apoyar este argumento, Pedro utiliza tres ejemplos bíblicos de pecados que llevan al juicio: la experiencia de los ángeles, el castigo de los antediluvianos y la destrucción de Sodoma y Gomorra. El contexto de Judas es similar. También se ocupa de los falsos maestros, y sus tres ejemplos de juicio divino son: la rebelión de los israelitas en el desierto, la caída de los ángeles y Sodoma y Gomorra.
Estos pasajes revelan que Dios va a intervenir contra los falsos maestros, pero no hablan específicamente de la naturaleza del pecado de los ángeles, o del lugar adonde son enviados.2. La prisión: Pedro usa un vívido lenguaje para describir la suerte de los ángeles malos. Dios «los arrojó al infierno y los entregó a prisiones de oscuridad».
En la Biblia, el «infierno» se refiere a la tumba, donde están los muertos. La palabra griega que se utiliza es hades, que designa el lugar de los muertos. En este caso Pedro usa otra palabra, tartaroo, «arrojar o tener cautivo en el tartaros.» En la mitología griega, tartaros designaba a la zona más profunda del hades, reservada para el castigo de los dioses desobedientes.
Pedro usa esta imagen para expresar la idea de que los ángeles caídos están ahora en prisiones de oscuridad y muerte, separados de la fuente divina de la vida. No es una prisión literal, porque los demonios aún actúan enérgicamente en el mundo de los humanos (por ej., 1 Ped.5:8; Judas 9). Judas apoya esta idea al decir que están encadenados y en prisiones eternas.
La frase «prisiones de oscuridad» de Pedro aparece a veces en los manuscritos griegos como «grilletes de oscuridad». En el mundo antiguo, las prisiones eran oscuros calabozos, un símbolo apropiado de la tumba (ver Apoc.1:18). Aparentemente, las prisiones antiguas no tenían el propósito de encarcelar a los criminales como forma de castigo –los presos a menudo tenían que participar de trabajos forzados– pero en la mayoría de los casos, los prisioneros aguardaban el juicio o la ejecución de la pena ya pronunciada contra ellos (ver Lev.24:10-12; Núm.15:32-36).
- Según Pedro, los ángeles caídos están encarcelados en la oscuridad espiritual, en el reino de la muerte, aguardando la ejecución de su sentencia.
- Ya han sido juzgados.3.
- El pecado: Ni Pedro ni Judas nos dicen la naturaleza del pecado de los ángeles.
- Según Judas, los ángeles «no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propio hogar».
La caída de los ángeles desde el cielo es descrita como abandono de sus funciones en el cielo, su primer hogar. Los estudiosos suelen pensar que Judas utiliza a Génesis 6:1-4, según es interpretado por la literatura inter-testamentaria judía, para referirse a la caída de los ángeles cuando abandonaron el cielo y tuvieron relaciones sexuales con mujeres.
Sostienen que el contexto de Judas se refiere a pecados de inmoralidad. Tal interpretación difícilmente se adapta al contexto de Pedro. Si bien no es posible descartar por completo esta posibilidad en Judas, siempre es mejor usar a la Biblia misma como testigo y evitar las especulaciones. La idea expresada en ambos pasajes parece adaptarse mejor a Isaías 14, donde se narra la caída de Lucifer: «Más tú derribado eres hasta el seol, a lo profundo de la fosa» (vers.15); y a Apocalipsis 12:1-4, 7-9, donde la expulsión de los ángeles es precedida por una guerra en el cielo.
En conclusión: La suerte final de los ángeles malos está fijada. Mientras tanto, cuidémonos de los falsos maestros y de sus enseñanzas (2 Ped 2:2). : 2 Pedro 2:4 – Biblical Research Institute
¿Cómo se le considera a Pedro en la Iglesia?
¿Quién es San Pedro? – San Pedro es uno de los santos más reconocidos del cristianismo. Fue el primer líder de la Iglesia cristiana y se le considera el primer Papa. Aunque su existencia se remonta al siglo I, su legado sigue vivo incluso hoy. La Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano está dedicada exclusivamente a su martirio. Sigue leyendo para conocer la historia de San Pedro.
¿Qué explicación dio Pedro a la gente?
El mensaje de Pedro tras anunciar que Jesús es el Mesías: “Convertíos para recibir el perdón de los pecados” Este domingo el periodista y sacerdote Josetxo Vera ahonda en ‘Chateando con Dios’ en la figura de San Lucas, que escribió uno de los cuatro evangelios y ‘Hechos de los apóstoles’.
- En este último libro, que se narra en la Primera Lectura de la Misa de este domingo, dice que ese día se convirtieron por la predicación de San Pedro unos 3.000.
- Podría ser exagerado 3.000 bautizos en un mismo día.
- Para los que pensamos que es importante conocer a Jesucristo en el Evangelio, tenemos que mirar qué dijo San Pedro este día para que tanta gente se removiera.
Lo primero que dijo es que Jesús es el Señor, el Mesías, el Salvador, el que te puede dar la paz. Es el mensaje de San Pedro para este cuarto domingo del tiempo de Pascua. Ese fue el mensaje de Pedro que fue tumbativo, porque a ese mensaje vino la pregunta de la gente que le estaba escuchando: “¿Qué tenemos que hacer”? Y él les respondió: “Convertíos, cambiad de vida, renovad vuestra vida, recibid el bautismo y con él recibiréis el perdón de los pecados y el Espíritu Santo”.
- Lo primero es reconocer a Jesús como el Mesías para luego convertirse.
- Es el mensaje de la Iglesia para todo tiempo y lugar.
- En este tiempo en el que vivimos recluidos socialmente, vale la pena mirar en nuestro corazón qué necesitamos cambiar y convertir.
- Cuando salgamos a la calle tendremos que preguntarnos, ¿yo qué tengo que cambiar de mi vida? A partir de ahí recibir el Bautismo, el perdón de los pecados, recibir el Espíritu Santo.
Hubo tanta gente que escuchó este mensaje y que se cambió de vida, que se bautizaron solo aquella tarde 3.000 personas. Ahora vivimos en un tiempo en el que no se bautiza tanta gente, no hay tanta gente necesitada de Dios ni de salvación, o eso creen, porque es falso.
Todos estamos necesitados de Dios y necesitamos conversión. Pero hay gente que vive alejada del amor de Dios. Los que tenemos la experiencia del amor de Dios, tenemos que acercársela. Tenemos que ser como Pedro y los apóstoles el primer día en el que salen a la calle y anima a la gente a cambiar de vida porque Jesús es el Señor.
Este domingo se celebra también la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones al sacerdocio, a una vida consagrada dentro de la Iglesia, entregada al anuncio del Evangelio, al anuncio de la Salvación del Señor. Pedimos al Señor por todos los consagrados, y pedimos para que aumenten las vocaciones tanto en número como en fidelidad.
- ¿Qué puedo hacer para ayudar al reino de Dios? Es una pregunta que siempre hay que hacerse, porque lo escuchamos muchas veces en el Evangelio, cuando el Señor dice “Bienaventurados son los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”.
- Si escuchamos una vocación especial del Señor, si nos decidimos a cambiar de vida, pensamos en bautizarnos o vivir más cerca del Espíritu Santo, es decir, cualquier decisión que tomemos en esta dirección, siguiendo estas palabras de San Lucas, será para nuestro bien y para el bien de nuestro alrededor.
: El mensaje de Pedro tras anunciar que Jesús es el Mesías: “Convertíos para recibir el perdón de los pecados”
¿Qué le dijo Jesús a Pedro cuando fundó la Iglesia?
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
¿Que nos quiere decir 1 Pedro 3?
3. (5-6) Ejemplos de sumisión. – Porque así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos;como Sara obedecía a Abraham, llamándole señor; de la cual vosotras habéis venido a ser hijas, si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza.a.
También se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos : Pedro les recuerda que no las llama a un nuevo estándar, sino a algo que ya era practicado por mujeres santas en otro tiempo,b. Esperaban en Dios : Cuando las mujeres se someten a sus maridos y no ponen su confianza en los atavíos externos, son como las mujeres santas de otro tiempo que esperaban en Dios,
Ellas demuestran su fe poderosamente.i. Una mujer puede confiar en su propia habilidad para influenciar y controlar a su marido, o puede confiar en Dios y ser sumisa, Una mujer puede confiar en su belleza externa y atavíos, o puede confiar en Dios y cultivar un espíritu afable y apacible,
- Todo se regresa en confiar en Dios para que puedan ser mujeres santas que confían en Dios,c.
- Como Sara obedecía a Abraham : La sumisión de Sara hacia Abraham fue demostrada de dos maneras.
- Primero, ella obedecía a Abraham, aun cuando era difícil y aun cuando estaba equivocado (como en Génesis 12:10-20).
Segundo, ella honraba a Abraham llamándole señor, Es posible obedecer a alguien sin demostrarles el honor que es parte de la sujeción. Sumisión genuina conoce el lugar de obediencia y honor,i. “La actitud de sumisión a la autoridad de un esposo se reflejará en numerosas cantidades de palabras y acciones las cuales demuestran diferencia al liderazgo y un reconocimiento de su responsabilidad final.” (Grudem) d.
Si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza : Sumisión verdadera, llena de fe en Dios, no tiene espacio para miedo o terror. Hace el bien y deja el resultado para Dios y no para el hombre.i. Las palabras ” hacéis el bien ” nos recuerda que la sumisión no es rendirse de manera enfurruñada a la autoridad,
Es aferrarse de manera activa a la voluntad de Dios, demostrando confianza en Él.